Amazonía Peruana, Volumen XVIII, N.º 35, 2022; pp. 115-131


dEl ocultaMiEnto a la afirMación étnica: cóMo sEr kukaMa Es cada vEz Más un Motivo dE orgullo


Meredith Cristina Castro Ríos

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Grupo de Antropología Amazónica, Pontificia Universidad Católica del Perú meredith.castro@pucp.pe https://orcid.org/0000-0002-8830-9963


Resumen

A partir del trabajo de campo realizado por la autora para explorar el proceso de afirmación étnica que viene atravesando el pueblo kukama, este artículo busca mostrar cómo “ser kukama” está pasando de ser una identidad que buscaba ser escondida para evitar la discriminación, a ser una identidad que es motivo de orgullo para las nuevas generaciones de este pueblo.

Palabras claves: Kukama; afirmación étnica; discriminación.


Abstract

Taking as a departure point the fieldwork carried out by the author to explore the process of ethnic affirmation experienced by the kukama, this article aims to show how “to be kukama” is moving from, being an identity


that used to be hidden to avoid discrimination to being an identity that is a reason to be proud for the new generations of this people.

Keywords: Kukama; ethnic affirmation; discrimination.


  1. Introducción

    A lo largo de su historia, el pueblo kukama-kukamiria ha ocultado e ido perdiendo varios de sus repertorios culturales, es decir, varios de los repertorios de identidad que permitían reconocerlos desde fuera, como, por ejemplo, la lengua kukama y otras manifestaciones de su cultura material. La pérdida de estos marcadores de identidad ha sido mayormente propiciada por el estrecho contacto que este pueblo ha mantenido con el mundo occidental, así como por la fuerte discriminación experimentada por sus integrantes. Si bien sabemos que ninguna cultura permanece estática y el cambio forma parte de las mismas, para los kukama, ocultar los rasgos más visibles de su identidad ha sido uno de sus mecanismos para poder sobrevivir (Chirif, 2003). Debido a esta estrategia de ocultamiento, es comprensible que hace varias décadas fueran apodados como los “nativos invisibles” (Stocks, 1981).

    Sin embargo, esta situación empezó a cambiar en la década de 1980 con la creación de las primeras federaciones indígenas kukama; desde ahí se vienen dando diversas iniciativas de afirmación étnica tanto a nivel de comunidades nativas como en distintos lugares de las ciudades de Iquitos y Nauta (Loreto, Perú). Estas iniciativas han propiciado su organización en federaciones, la lucha y defensa de sus derechos -tales como el acceso al territorio y a la educación intercultural bilingüe (EIB)-, el autorreconoci- miento individual y colectivo, así como la revalorización cultural y lingüística.

    Si bien en un principio este proceso fue impulsado por actores externos, existen muchos casos de iniciativas lideradas por los mismos kukamas. Esta situación ha generado que poco a poco exista un mayor número de kukamas que se están interesando más por su cultura, que se sienten orgullosos de ser kukamas, se reconocen abiertamente como tales y lideran nuevas iniciativas, contribuyendo así al proceso de afirmación étnica de su pueblo.

    En ese sentido, el presente artículo busca dar cuenta de cómo el pro- ceso de afirmación étnica del pueblo kukama-kukamiria se ha llevado a cabo en uno de los lugares que ha resultado más hostil para ellos: la ciudad. Con este fin, luego de presentar algunas consideraciones sobre este pueblo indígena, se presentará el desarrollo de algunas experiencias de afirmación


    étnica en las ciudades de Iquitos y Nauta, entre ellas, el caso del caserío de Santo Tomás.


  2. Metodología

    La información presentada en este artículo es una síntesis de la inves- tigación realizada por la autora para el desarrollo de su tesis de licenciatura acerca del proceso de afirmación étnica del pueblo kukama (Castro, 2015). Para este estudio, el trabajo de campo duró poco más de tres meses, repartidos en cuatro viajes a la región Loreto entre los años 2011 y 2015. Si bien en todos estos viajes se visitaron las ciudades de Iquitos y Nauta -en donde se recogió información sobre diferentes experiencias de afirmación étnica- la tesis abordó como estudio de caso la experiencia del caserío de Santo Tomás, el cual está ubicado muy cerca al aeropuerto de Iquitos. Además de realizar una revisión bibliográfica y entrevistas a algunos expertos en el tema, esta investigación incluyó la aplicación de otras técnicas de recojo de informa- ción tales como: conversaciones informales, observación participante y no participante y la realización de entrevistas semi-estructuradas.

    Adicionalmente, la información aquí presentada también se apoya en la experiencia de campo de la autora, en su trabajo como docente en el Programa de Formación de Maestros Bilingües de la Amazonía Peruana (Formabiap) entre los años 2016 y 2018, así como en su experiencia realizando otros estudios en la región Loreto entre los años 2015 y 2022.


  3. Apuntes sobre el pueblo kukama-kukamiria

    Los kukama-kukamiria son uno de los pueblos originarios adaptados al ecosistema de várzea o de tierras inundables. Esta cercanía a los ríos y su adaptación al medio ambiente, así como la posesión de un saber hacer particular en materia de caza-pesca de animales acuáticos, ha hecho que los kukama sean reconocidos como grandes pescadores (Rivas, 2004). Por otro lado, el hecho de haber mantenido una movilidad constante a lo largo de su historia, ha permitido que se ubiquen en diferentes puntos a lo largos de los ríos (Ramírez, 2018) y que mantengan un contacto frecuente con otros pueblos y con población no indígena. En ese sentido, también han sido conocidos como grandes navegantes desde la época de las misiones, cuando actuaron como intermediarios entre los misioneros y otros pueblos indígenas (Rivas, 2003), como indica Stocks, en 1643 los kukamiria servían


    como canoeros y guías a los españoles “por ser expertos en los ríos” (Stocks, 1981: 57). En tiempos más recientes, han continuado desempeñando un rol de intermediarios, así como de abastecedores de pescado y otros productos al mercado regional de Loreto (Rivas, 2003).

    Como ha sido indicado por otros antropólogos, la primera descripción que se hizo de forma escrita sobre los kukama se remonta a mediados del siglo XVI, cuando Juan de Salinas Loyola viajó por el río Ucayali. La siguiente cita corresponde a esa descripción:

    […] y más delante de la dicha provincia dí en otra muy mayor que se dice Cocama. Tienen las poblaciones sobre las barrancas de los ríos, muy bien formadas; la gente es de mucha policía así en los vestidos, porque son de algodón y muy primos con pinturas muy diferentes y galanas; usan plumería y plumaje y joyas de oro y plata de que adornan a sus personas; los caciques que hay en cada pueblo son muy respetados por los naturales; comida de todo género en abundancia y frutas; pescados, muchos y muy buenos y diferentes; montería y caza; loza mejor y más prima y galana que hay en el mundo; la lengua es diferente pero con intérpretes me entendía con ellos. (Relaciones Geográficas de Indias 1965, IV: 201-202, citado en Regan, 2011: 28)

    En este relato se indica que los kukama avistados estaban asentados en los barrancos (u orillas) de los ríos, que existían caciques, y se menciona la existencia de vestidos de algodón, el uso de plumas y joyas, abundancia y diversidad de pescados, carne de monte y frutas, la presencia de cerámica (loza mejor y más prima y galana que hay en el mundo) así como el uso de una lengua diferente1.

    Casi trescientos años después, el etnógrafo Rafael Girard indicaba que los kukama habían perdido buena parte de su fisionomía original y que podían confundirse con los grupos criollos que habitaban la ciudad de Iqui- tos (Girard, 1958: 187). En su visita a un poblado kukama del río Nanay, además de realizar observaciones sobre las actividades de pesca y cultivo, así como sobre algunas ceremonias y ritos, el etnógrafo precisó que los kukama no tenían pinturas faciales ni corporales, tampoco vestían túnica, sino que vestían como mestizos y algunos tenían tatuajes. En este mismo texto, Gi- rard reconoce a la cerámica como una manifestación cultural importante e


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    1. La lengua kukama kukamiria pertenece a la familia lingüística Tupí Guaraní.


      indica que la mayoría de los pobladores hablaban kukama y español y que solo algunas ancianas tenían como única lengua el kukama.

      Girard no es el único que da cuenta de la pérdida de repertorios de identidad y de los cambios por los que estaban atravesando los kukama. El antropólogo Anthony Stocks (1976) precisa que el mantenimiento de algunas costumbres varía según el lugar donde se ubiquen los tupí; así, por ejemplo, los kukama que habitan en algunas ciudades amazónicas no se considerarían indígenas y podrían sentirse ofendidos si uno los trata o se refiere a ellos como tales. Por el contrario, los kukamiria, ubicados cerca a misiones católicas en los ríos Huallaga y Marañón habrían conservado una mejor definición de “etnicidad”. De todos modos, en su etnografía sobre los kukamiria del río Huallaga, Stocks (1981) indica que, si bien puede hablarse de una aculturación para el caso de este pueblo, esta sería superficial, sobre todo en lo relacionado a la cultura y la apariencia. Asimismo, señala que la identidad nativa de este pueblo se expresa en ceremonias más privadas, por ejemplo, en el chamanismo y en las curaciones.

      En esa misma línea, Roxani Rivas (1993) sostiene que los kukama-kuka- miria no han sido asimilados a la sociedad nacional ya que aún mantienen fronteras étnicas, las cuales se expresan en un conjunto de valores y creen- cias propias. Además, otro de los repertorios que también permanece en este pueblo son las herramientas y el saber hacer, el cual les permite vivir en su medio ambiente (Rivas, 2004). En ese sentido, se puede hablar de una estrategia de “maquillaje” que ha permitido la continuidad de este pueblo indígena, como señala la antropóloga:

      Los Cocama-Cocamilla no han desaparecido como pueblo indígena, gracias a la particular forma de maquillaje adoptado. Para ello han eli- minado algunos rasgos culturales visibles que molestaban al ‘otro’ -sea misiones, patrones o mestizos- y que pudieran identificarlos como indígenas, entre los cuales tenemos: la lengua (en proceso de desapa- recer por presiones sociales, sólo los mayores de 40 años comprenden su lengua y difícilmente utilizan su idioma para comunicarse con los foráneos) y gran parte de su cultura material (la vestimenta, las pinturas faciales, etc.). (Rivas, 2000: 13)

      Si bien el ocultamiento o maquillaje de la identidad ha sido también una característica de los kukama-kukamiria, esta situación empezó a cam- biar a partir de la década de los ochenta, cuando empiezan a identificarse, digamos, abiertamente, como indígenas. Así, en 1980 los kukamiria del


      bajo Huallaga se definen como indígenas y forman la Federación de Co- munidades Cocamilla (Fedecoca). Varios antropólogos (Stocks 1981, Chirif 2003, Rivas 2003) informaron sobre el inicio de este proceso de afirmación indígena entre los kukama. Luego de la formación de Fedecoca, empezaron a reconocerse otras comunidades nativas kukama y a organizarse en nuevas federaciones indígenas.


  4. Ser kukama en la ciudad

    Hoy en día, además de vivir en las orillas de los ríos grandes y navegables (como, por ejemplo, en el bajo Marañón) y de estar organizados en comuni- dades nativas, los kukama también viven en diferentes ciudades amazónicas del Perú, así como en Colombia y Brasil. Según la Base de Datos de Pueblos Indígenas u Originarios (BDPI) del Ministerio de Cultura (Mincul), en los Censos Nacionales del 2017, 10,762 personas se autoidentificaron como kukama-kukamiria y, según estimaciones del Mincul, 37,053 personas ha- bitarían en comunidades kukama2. Sin embargo, es muy probable que esta estimación no considere a todos los kukamas que existen en el país, tanto porque algunos no se reconocen como tales porque, como mencionó uno de mis entrevistados: “No es fácil decir soy kukama”; reconocerlo implica afrontar el rechazo vivido por este pueblo.

    Como ya se ha mencionado, la discriminación es un tema muy pre- sente en la historia de este pueblo, muchas veces esta se ha dado porque los kukama podían ser identificados desde fuera al poseer ciertos repertorios de identidad. En el caso kukama, aun cuando no toda la población los tenga, dos de sus principales repertorios son: hablar la lengua kukama y tener un apellido kukama. En ese sentido, cabe precisar que muchos kukamas dejaron de practicar y transmitir la lengua a sus descendientes, en parte, porque les fue prohibido hablarlo en la escuela y porque se les castigaba si lo hacían (Stocks 1981). Como consecuencia de esto, hoy en día la ma- yoría de la población kukama tiene al castellano como lengua materna y son muy pocas personas (en su mayoría adultos mayores) las que hablan en kukama. De otro lado, aun cuando tener un apellido kukama sea un marcador de identidad, debe indicarse que se han dado casos en los que


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    1. BDPI. Kukama kukamiria. Recuperado el 17 de mayo de 2022, de https://bdpi.cultura.gob. pe/pueblos/kukama-kukamiria.


      algunas personas decidieron cambiar su apellido por uno “mestizo”, para evitar ser estigmatizados.

      Así, hay quienes han sido discriminados por hablar kukama en la escuela, por su forma de vestir, por su apellido, por su lugar de residencia, entre otros motivos. He aquí un ejemplo:

      Cuando salgo de mi pueblo ¿no? salimos de mi pueblo, nos venimos a la ciudad y ahí es donde te preguntas, cuando la gente te mira, cuando vas a la escuela, cuando sientes que te ponen de un lado, cuando sientes que a tu compañero por apellidarse Aguirre o Reátegui le dicen “no, va a ser buen médico, buen doctor” y tú, por apellidarte Ahuanari: “soldado” ¿no?, te lo dicen pues ¿no? pero según ellos [los profesores] de buena manera. […] No te lo dicen a mal ¿no? como te puede decir alguien insultando, te lo dicen como aconsejando ¿no? porque es verdad, “porque nunca se ha visto pues un cholito pues abogado”, mi profesor de Historia; en ese tiempo no lo asimilas como tal ¿no? simplemente lo escuchas y tal, pero ya cuando vuelves a tu pueblo, dices tú: no entiendo, hay algo que está mal aquí. (Roberto Awanari en Castro, 2015: 37)

      El testimonio de Roberto ilustra un caso de racismo naturalizado, el tipo de racismo que forma parte de las creencias profundas de la persona. Partiendo de lo planteado por Rita Segato, podríamos decir que la discri- minación por llevar un apellido kukama podría ser un caso de racismo “de costumbre”, como ella indica: “La acción silenciosa de la discriminación automática hace del racismo una práctica establecida, acostumbrada y, por eso mismo, más difícilmente notificable” (Segato, 200: 5). Como Roberto señala, su profesor no lo está tratando mal o de forma agresiva, solo que, como el profesor en realidad cree que, porque Roberto tiene un apellido kukama -porque es indígena- no podrá aspirar a tener otra profesión que no sea la de ser soldado. El profesor diferencia a los estudiantes indígenas de los mestizos por el apellido y cree que los estudiantes indígenas no podrán desempeñarse en las mismas profesiones que los estudiantes mestizos, está convencido de esto y probablemente no se percate de que está cometiendo un acto racista.

      Así como Roberto, muchas familias kukama migraron desde sus comu- nidades y se instalaron en la ciudad. Como señala Regan (2011), los kukama se ubicaban en los barrios marginales de algunas ciudades, mientras que los blancos y mestizos ocupaban la zona central de las mismas. Esta información se comprobó al realizar el trabajo de campo. En el caso de Iquitos, todas las


      iniciativas de afirmación étnicas identificadas se encontraban en las afueras de la ciudad, en los márgenes, varias de ellas separadas incluso por carreteras sin asfaltar o por un río. Este es el caso de centros poblados como Santo Tomás y Santa Clara, los cuales fueron fundados por familias kukama que procedían de diferentes ríos y que decidieron instalarse ahí hace más de 100 años. Ambos centros poblados están relativamente lejos del centro; antes podía tomar entre 45 minutos y una hora llegar hasta allá, pero hoy en día el tiempo es menor porque ambos lugares ya cuentan con carreteras asfaltadas.


  5. El proceso de afirmación étnica del pueblo kukama: iniciativas en la ciudad

    Como se ha mencionado líneas arriba, en un primer momento, se dio un proceso de autorreconocimiento a nivel de comunidades nativas y fe- deraciones kukama. Este proceso fue impulsado tanto por la necesidad de defender el territorio como por el trabajo y el apoyo brindado por actores externos; así se fueron reconociendo las primeras comunidades nativas en el bajo Huallaga, bajo Ucayali y bajo Marañón y se conformaron las primeras federaciones indígenas del pueblo kukama3.

    Desde finales de la década de los ochenta, este proceso se ha ido nu- triendo con el apoyo de diferentes iniciativas, una de las pioneras ha sido el Programa de Formación de Maestros Bilingües de la Amazonía Peruana (Formabiap)4. A partir de la formación de jóvenes kukama como maestros en la especialidad de educación intercultural bilingüe (EIB), el Programa no solo ha impulsado el aprendizaje del kukama como segunda lengua, así


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    1. En 1992, los kukama del bajo Marañón fundaron la Asociación Indígena de Desarrollo y Conservación del Samiria. Asimismo, en el canal de Puinahua, en el bajo Ucayali, se constituyó la Asociación de Desarrollo y Conservación del Puinahua (Adecop). En el 2001, se fundó la Asociación Cocama de Desarrollo y Conservación de San Pablo de Tipishca (Acodecospat) en el bajo Marañón, así como la Coordinadora Autónoma de Pueblos Indígenas de la Cuenca del Nanay (Capicuna) en el río Nanay. En ese mismo año también se formó la Federación de Mujeres Indígenas Huaynakana Kamatahuara Kana, con mujeres kukama del bajo Marañón. Cabe precisar que estas no son las únicas federaciones kukama que existen hoy en día, pero sí fueron las primeras en aparecer.

    2. El Formabiap fue creado en 1988 por medio de un convenio entre la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) y el Instituto Superior Pedagógico Público Loreto (ISPPL), para brindar una educación pertinente y de calidad a los niños y las niñas de las comunidades indígenas. Al día de hoy, el Programa ha trabajado con 16 pueblos indígenas, formando docentes de educación intercultural bilingüe en los niveles de educación inicial y educación primaria.


      como la revalorización cultural y la revitalización lingüística en las comu- nidades nativas, sino que también ha contribuido a reafirmar y fortalecer la identidad indígena de sus estudiantes. De esta manera, también ha incidido en el proceso de afirmación étnica, ya que algunos de los profesores y pro- fesoras que se formaron ahí, posteriormente han liderado otras experiencias de revalorización.

      Como se ha indicado, este proceso no solo se ha dado en las comunidades nativas, sino que, de a pocos, ha ido trasladándose a las ciudades. Aun cuando en Iquitos se han dado casos de afirmación étnica como comunidades nativas (como ocurrió con las comunidades afiliadas a la Coordinadora Autónoma de Pueblos Indígenas de la Cuenca del Nanay – Capicuna- en el río Nanay), tanto en esta ciudad como en Nauta el proceso se ha desarrollado a través de iniciativas de revalorización cultural, revitalización lingüística, así como por el autorreconocimiento individual. Muchas veces, son justamente aquellos repertorios que habían sido motivo de vergüenza y discriminación en el pa- sado -como hablar la lengua o tener un apellido kukama- los insumos que permiten, por un lado, que diversas iniciativas puedan llevarse a cabo y, por otro, que ser kukama también sea un motivo de orgullo. Al hacer mi trabajo de campo pude mapear diferentes iniciativas, si bien no es el objetivo de este artículo detallar cada una, quisiera mencionar algunas para dar cuenta de la dimensión de este proceso.

      Uno de los principales referentes en el proceso de revalorización cul- tural y revitalización lingüística del pueblo kukama es Radio Ucamara5. Desde la década del 2000, Ucamara ha organizado diferentes espacios para promover la práctica del kukama, como, por ejemplo, la creación del gru- po “Kukamakana katupi” (los kukama aparecen), compuesto por hablantes nativos, y la emisión de programas radiales en la misma lengua. Asimismo, en el marco del trabajo que realizan desde la memoria, en el año 2008, la radio organizó un concurso de mashakaras (enmascarados) durante la época del carnaval. Luego, en el año 2012, crearon la Escuela Ikuari, en donde hablantes kukama enseñaban la lengua a niños, niñas y adolescentes. Desde la radio también se han producido canciones en kukama y español, como


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    3. Radio Ucamara es una radio comunitaria e indígena creada en 1992. Pertenece al Instituto de Promoción Social Amazónica (IPSA), institución que fue creada por los agustinos en 1972 y que pertenece al Vicariato de Iquitos y al de San José del Amazonas. Su amplia producción audiovisual puede verse en su página de youtube: https://www.youtube.com/channel/ UCkSfG0xv4mAHKv-be3_0Qag.


      “Kumbarikira” (2013) -canción que fue ampliamente difundida a nivel nacional e internacional- “Upupurika” (2014), “Parana” (2015), “Yuwara” (2016), por mencionar algunas. Cabe precisar que el equipo de la radio también ha elaborado reportajes e investigaciones en los que ha abordado la memoria del pueblo kukama así como los problemas por los que este viene atravesando (como la contaminación por la actividad petrolera, los impactos de la Covid-19, entre otros).

      Además de Formabiap y de Radio Ucamara, también hay otros espa- cios en donde se ha promovido el aprendizaje del kukama. Por ejemplo, en Nauta, en la década de los noventa, se enseñó kukama durante un tiempo en el Centro de Capacitación Campesina de la Amazonía (Cencca), institución a cargo de las agustinas misioneras, y posteriormente, también se dictaron clases de kukama tanto en el Colegio Nuestra Señora de Loreto como en el Instituto Superior Tecnológico de Loreto 6. Asimismo, se han dado clases de kukama en algunos lugares de Iquitos; por ejemplo en Padrecocha, por medio del Centro de Investigación de Lenguas Indígenas de la Amazonía Peruana (Ciliap); en la Dirección Desconcentrada de Cultura de Loreto, como parte de programas de vacaciones útiles; así como en los centros po- blados de Santo Tomás y Santa Clara.

      Santo Tomás y Santa Clara son dos centros poblados en donde puede verse el desarrollo del proceso de afirmación étnica en la ciudad. En ambos, el proceso de revalorización cultural ha sido promovido por jóvenes kukama. En Santa Clara, ha sido clave la participación de Roberto Awanari, quien además de promover este proceso, ha producido videos en donde aborda el tema de la revalorización cultural y comparte algunas festividades y tradi- ciones de su pueblo 7. En Santo Tomás, es Pablo Abel Taricuarima Paima y su familia quienes vienen impulsando otras experiencias similares, como el Festival Yrapakatun. Es también en estos centros poblados donde también se ha promovido la lengua kukama a través de concursos de canto en len-


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    4. Durante el trabajo de campo, se tomó nota de que en octubre de 2011 se había empezado a enseñar kukama en el colegio “Nuestra Señora de Loreto” y de que se había dictado al menos un curso de kukama en el Instituto. Si bien no tengo conocimiento de si estas iniciativas prosperaron, considero que son un indicador de que había una motivación por enseñar y aprender la lengua en ambos espacios.

    5. Entre los videos que ha dirigido en el centro poblado están: Kak+ri Kukama (el kukama vivo) en el año 2013 https://www.youtube.com/watch?v=Q0WgeSkRo80&t=98s, Payún (el brujo) en el 2014 https://www.youtube.com/watch?v=8cIYmG2qp9s&t=25s y Velada a Santa Clara del Nanay en el 2016 https://www.youtube.com/watch?v=7N1wmrRNkeQ.


      guas indígenas -como en el Festival Yrapakatun en Santo Tomás en el año 2010- o, como requisito para las participantes del concurso Kuniati Santa Clara (señorita Santa Clara), en la edición del 2014.

      Por último, en junio de 2015, el Ministerio de Educación del Perú ofi- cializó el alfabeto de la lengua kukama kukamiria. Un año antes, en agosto de 2014, se desarrolló un congreso en Requena con 121 representantes kukamas de los ríos Huallaga, Marañón, Nanay y Ucayali con el fin de consensuar y validar este alfabeto. Esta actividad, junto con otras reuniones preliminares, contó con la participación de los responsables de algunas de las iniciativas que se han mencionado en esta sección.

      Cabe señalar que estas son solo algunas de las iniciativas que pude registrar del proceso de afirmación del pueblo kukama-kukamiria y que en los últimos años se han dado en otros espacios. Asimismo, a raíz de eventos tales como el proceso de normalización del alfabeto kukama-kukamiria en el Perú, así como por medio de la comunicación establecida a través de las redes sociales entre algunos grupos, desde hace algunos años existe un mayor intercambio entre kukamas de Perú, Colombia y Brasil, lo cual ha generado la realización de encuentros internacionales con la participación de kukamas de los tres países8.


  6. Ser kukama en un pueblo de descendientes

    El caserío de Santo Tomás se fundó hace poco más de 100 años en las afueras de Iquitos. Además de estar habitado por familias kukamas (o descendientes de kukamas), también tiene población mestiza, la cual incluye a residentes de la ciudad de Iquitos que tienen una casa de campo allí. Santo Tomás cuenta con una carretera asfaltada, instituciones de educación básica regular, posta de salud y energía eléctrica, entre otros servicios. Muchas de las familias del caserío tienen apellidos kukama (Aricara, Arirama, Canayo, Pacaya, Taricuarima, entre otros) y solo algunos de los pobladores mayores hablan la lengua, ya que, como ocurrió en otros lugares, sus padres o ellos mismos fueron castigados en la escuela si lo hacían, con lo cual dejaron de hablar y enseñar la lengua a las generaciones que les sucedieron. Asimismo,


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    1. Del 01 al 03 de junio del 2022 se llevó a cabo el Primer Encuentro Kukama “Kukamakana katupi” (“Los kukama aparecen”) en la ciudad de Iquitos. Este evento reunió a representantes de este pueblo provenientes de Colombia, Brasil y Perú.


    algunas personas aún mantienen prácticas tradicionales (saber hacer) como la elaboración de cerámica, la agricultura y la pesca, otras, en cambio, tienen ingresos a través de pequeñas bodegas, de la venta de comida, pescado o frutos afuera de sus casas así también, hay quienes van a trabajar a la ciudad. Por otro lado, en el pueblo aún se practican tradiciones tales como la parada de húmisha y la salida de los mashakaras durante el Carnaval. Otra de las características que permanece es el cuerpo de creencias y valores propios, como los de la medicina tradicional y la cosmovisión. Así como en otros po- blados kukama, en el día a día en Santo Tomás se puede tener conocimiento sobre el uso de remedios vegetales, así como escuchar testimonios sobre las madres de las plantas, los seres espirituales, así como sobre los yacuruna y las ciudades que existen debajo del agua.

    Sin embargo, y a pesar de la existencia de todos estos repertorios de identidad, durante el tiempo que hice trabajo de campo, noté que Santo Tomás solía ser visto como un pueblo de descendientes, es decir, fundado por kukamas, cuyos pobladores tienen ascendencia kukama pero donde, para algunos no habría kukamas hoy en día. Esta visión, además de ser una situación común en otros lugares de ascendencia kukama, era compartida tanto por personas de adentro como de fuera del caserío.

    Por un lado, esto puede ser entendible ya que, digamos, a simple vista, los kukama podían y pueden ser percibidos como mestizos o gente común y corriente por no contar con varios de los repertorios que se asocian normal- mente a la población indígena (repertorios que justamente fueron eliminados para que no fuera posible su identificación como indígenas) y, por tanto, por no cumplir con el imaginario con el cual muchas personas asocian a los

    miembros de estas poblaciones.

    Si bien sabemos que la pérdida de algunos repertorios no quita su exis- tencia como pueblo indígena, ya que, como señala el Artículo 1 del Convenio 169, son considerados indígenas aquellos que descienden de poblaciones que habitaban el país al momento de la conquista y que conservan todas o parte de sus instituciones (OIT, 2014); esta ausencia sí puede ser motivo para que algunas personas los desacrediten como indígenas justamente por no poder conciliar que sean indígenas y a la vez gente común y corriente. Para ilustrar esta visión idealizada que puede tenerse desde fuera, quisiera traer a colación una conversación que escuché hace años en la Municipalidad de San Juan Bautista, cuando un par de personas se acercaron a un funcionario público para solicitar información sobre las comunidades indígenas que existían en


    el distrito. El funcionario respondió indicando que la única comunidad en el distrito era de los boras, sin embargo, también reconoció que lugares como Santo Tomás y Santa Clara tenían influencia de una comunidad kukama pero, aclaró que eso era solamente influencia, no había ni costumbres ni vestimenta. Luego aclaró, “En Santa Clara, Santo Tomás no lo vas a ver como lo ves en los boras”, ya que ellos cuentan con una maloca y son una comunidad, en cambio, en Santo Tomás solo hay “influencia de una comunidad cocama”. La diferencia queda resumida así, “como comunidad, tenemos boras, como descendencia, tienes cocamas”, marcada principalmente por la ausencia de repertorios de identidad visibles.

    Por otro lado, desde dentro del caserío podían encontrarse diferentes posturas, por un lado, algunas personas preferían identificarse como des- cendientes, y así marcar una distancia con un antepasado indígena (como manifestó un entrevistado al señalar: “no soy cocama, cocama habrán sido mis abuelos, yo ya no soy, yo ya soy gente civilizada”). Pareciera que el optar por definirse como descendientes, serviría para resolver la dicotomía social entre ser y no-ser indígena que tienen los kukama-kukamiria (Rivas, 2003). Para la antropóloga, esta dicotomía se debe al significado asociado a la palabra indígena:

    Para la sociedad peruana contemporánea el vocablo está cargado de significados peyorativos que se han construido desde la época de las conquistas misionales: gente salvaje que vive en el bosque, haraganes, ignorantes, chunchos, infieles, personas sin fe y sin ley, entre otros. Estas percepciones ideológicas, tanto en el imaginario popular como entre las élites intelectuales nacionales, han influido mucho en la forma como se plantean las relaciones con los indígenas. (Rivas, 2003: 14-15)

    Es en un contexto como este, y con el propósito de rescatar algunas manifestaciones culturales, que nace la propuesta de revalorización cultural de la Asociación Cultural Yrapakatun, iniciativa presidida por el artista kukama Pablo Abel Taricuarima Paima y su familia.

    Pablo Abel nació en Santo Tomás, estudió la secundaria en un colegio de Iquitos y luego estudió pintura en la misma ciudad y después en la Escuela Nacional de Bellas Artes en Lima. Así como ha ocurrido con otros kukamas, él también pasó por situaciones de discriminación al estudiar la secundaria en Iquitos y tener un apellido kukama. Sin embargo, la vergüenza que esto pudo suponer en algún momento luego fue convertida en orgullo, cuando sale de su pueblo y empieza a ser reconocido como “el pintor cocama”, este


    apelativo pasa de ser una ofensa a ser más bien un halago. Así, mientras estudia su carrera en Bellas Artes, empieza a valorar más su familia, sus raíces y a autorreconocerse como kukama. Al volver a su pueblo, comparte su proceso con sus padres -quienes también tenían interés en temas como el canto kukama o el tallado de madera- y encuentra apoyo en su familia. De esta manera, su familia fortalece su proceso de afirmación étnica y, en conjunto, empiezan a interesarse por rescatar la cultura kukama en el caserío. Es allí que nace la propuesta para realizar el Festival.

    En el 2010, la Asociación realiza el primer Festival Yrapakatun durante la época del carnaval. Durante mi investigación pude acompañar la tercera edición del Festival en el año 2012, el cual se desarrolló entre el 11 y el 20 de febrero. En el marco del festival se desarrollaron varias actividades, como, por ejemplo, la siembra y tumba de húmishas, una exposición y venta de artesanía local, así como un concurso de gastronomía kukama, un concurso de mashakaras, un desfile, un concurso de canto en kukama, un concurso de faroles mitológicos y varios talleres para los niños del pueblo. Durante algunos años el Festival se desarrolló en el mes de febrero, después fue tras- ladado al mes de julio.

    Como ha ocurrido con otras iniciativas que buscaban la afirmación étnica y la revalorización cultural de una población determinada, propuestas como la del Festival Yrapakatun no fueron bien recibidas por todos en el caserío. Durante mi permanencia en Santo Tomás, escuché comentarios que sugerían que la oposición se debía a que la gente no quería volver al pasado o a que, volver a hablar la lengua, sería más un retroceso que un progreso. Como se ha mencionado, autorreconocerse como kukama no es algo fácil ya que puede remitir tanto a una historia de discriminación, a la burla y a los maltratos sufridos como también puede ser un estigma social; es decir, estar asociado con características negativas. Siendo así, es comprensible que estas reacciones se hayan dado en el caserío. De todos modos, creo que des- de entonces hasta ahora puede percibirse un cambio positivo en la actitud de varios pobladores, tanto gracias a la labor realizada por Pablo Abel y su familia, como por el trabajo de otras instituciones en el caserío, y porque como indicó un entrevistado, “ya se habla de cocama por todo lugar”. Por ejemplo, a diferencia del 2012, cuando algunas personas decían no acordarse de palabras en kukama, para el 2014 había algunas personas que indicaban que podían hablar en kukama, algunos incluso estaban enseñando la lengua o deseaban hacerlo. En otros casos, había quienes recién estaban recono-


    ciendo sus raíces y deseaban aprender el idioma. Es decir, si bien puede persistir cierta oposición, es evidente que el proceso de afirmación étnica ha avanzado en el caserío.

    Con el paso del tiempo, las actividades de la Asociación se han diversi- ficado. Por ejemplo, hace años empezaron a participar en ferias de artesanía regionales y nacionales con la venta de artesanía tallada en madera; com- pusieron e interpretaron canciones en kukama, construyeron una kukamera en el caserío, la cual ha servido como centro o espacio cultural en donde podían dictarse clases de kukama a los niños o realizarse coordinaciones diversas. Asimismo, han realizado investigaciones sobre la iconografía y diseños kukama, han traducido el himno nacional al kukama y elaborado una bandera de la nación kukama. Actualmente, en la kukamera funciona el lodge Casa Kukama, en la presentación de su página web se indica que ofrece “una experiencia en el mundo kukama”, es decir, una propuesta de turismo vivencial que incluye salidas a pescar, visitas a ceramistas, entre otras opciones.


  7. Conclusiones

En este artículo he buscado evidenciar cómo un proceso que empezó en la década de los ochenta ha ido expandiéndose desde las comunidades a la ciudad gracias al apoyo de actores externos y a la determinación y agen- cia de los mismos kukamas. Así, hemos visto cómo desde la década de los noventa han aumentado los espacios de revitalización lingüística, así como otras iniciativas de revalorización cultural en las ciudades.

Asimismo, a partir de todas estas experiencias que forman parte del proceso de afirmación étnica del pueblo kukama, es posible ver cómo, para algunos colectivos, ser kukama, venir de una comunidad nativa, tener un apellido kukama, saber hablar la lengua, ya no es motivo de vergüenza o de miedo sino más bien, de orgullo. Así, algunas personas han pasado de ocultar su identidad a afirmar con orgullo que son kukamas, lo cual, además de contribuir al fortalecimiento de su autoestima, también ha repercutido positivamente en el proceso, ya que son los propios kukamas quienes están liderando y llevando a cabo nuevas iniciativas de revalorización cultural.

La suma de estos esfuerzos, así como el trabajo de kukamas y aliados, ha contribuido a que más gente pueda reconocerse libremente como kukama hoy, a que haya más interés por el conocimiento y preservación de su cultura y a que se puedan formar nuevas generaciones de niños, niñas y jóvenes que


no sientan temor de serlo. Como resumió una de las personas que entrevisté: “ya no tienen vergüenza los kukamas de estar hablando de identidad”.

Si bien este proceso no ha terminado y si bien la discriminación y el racismo persisten, a diferencia del pasado, hoy en día hay un contexto mu- cho más favorable tanto a nivel local como internacional para la afirmación étnica de los pueblos indígenas, así como para la defensa de sus derechos. El seguimiento del proceso de afirmación étnica del pueblo kukama-kukamiria es un ejemplo de esto.


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