Amazonia Peruana, Tomo IX, N2 17; 1989. pp. 33 - 60

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La Identidad Lingüística

_ imageyCultural Peruana:

Bilingüisnio y Diglosia*


** En ri<1ue Bailón Aguirre


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In this article the author studies the current linguistic situation of Peru. Taking into account the spacial areas occupied by each languague or dialect, he identifies, not only the nation, but the ethnic group and the territory that they occupy. He begins by studying the objective conditions of the linguistic situation, with the presentation of an outline that involves the epistemological foundations of Peruvian multilingualism and pluriculture, an integral review of the languagues (the1r contacts, interferences and conflicts), and of the different cultures: their production, diffusion and use.


La versión inicial de este artículo fue presentada como ponencia al 1er. Congreso Nacional de ln­ vestigacicmes Lingüístice>-Filolcígicas, Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología, ccll'brado en Lima en 1987. Dejo exprl'M constancia de mi reconocimiento a Rodolfo Cerrón-Palomino quk•n me proporcionó, entonces, atinadas sugerl'ncias incorporadas a la versión actual.

Linguista, Pontificia Universidad Católica del Perú;Universidad de Québec en Montrea/.


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In diesem Aufsatz untersucht der Verfasser die derzeitigen Sprachverhaltnisse auf peruanischem Gebiet, wobei er davon ausgeht, dass der Raum, den die jeweilige Sprache oder der jeweilige Dialekt einnimmt, nicht nur die Nation identifiziert, sondern auch die ethnische Gruppe und ihren Territorialraum. In diesem Sinne untersucht er die "objektiven Bedingungen" unserer "sprachlichen Gegebenheiten". Er prasentiert einen Entwurf der epistemologischen Grundlagen des peruanischen Multilingualismus und Plurikulturalismus, eine integrale Skizzierung der Sprachen (mit ihren Kontakten, lnterferenzen und Konflikten), sowie auch der nationalen Kulturen: ihre Produktion und Verbreitung, ihre Konsumierung.


Dans cet article, l'auteur étudie les situations linguistiques en vigueur dans le territorie péruvien, en considerant que f'espace occupé par chaque langue ou dialecte identifie non seulement la nation, mais aussi l'ethnie et le territoire occupé par celles-ci.

Dans ce sens, l'article enquete sur les "conditions objetives" de notre "état de langue", et présente un dessin qui comprend les fondements épystémoligiques du multilingüisme et de la pluriculture péruviens, et une esquisse intégrale des langues (leur contacts, interférences, et conflicts), ainsi que des cultures nationales: leur production, diffusion, et consommation.


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¿Por qué no tengo yo el derecho a ser peruano? ¿Para que me digan que no me comprenden en Espafia?

César Vallejol


Marco de Indagaciones


Cuando en la cita que antecede el escritor César Vallejo pregunta por su propia iden­ tidad, pone de manifiesto cierta duda que a todos los peruanos nos inquieta: ¿quiénes so­ mos? ¿en qué nos diferenciamos de los no peruanos? Lo singular de la interrogación de Va­ llejo, planteada desde el punto de vista de la colectividad que menciona, es decir, de los peruanos como un solo sujeto colectivo ("el derecho a ser peruanos"), se escinde en dos as, una que inquiere por el "reconocimiento" entre nosotros mismos y la otra, opuesta a la primera, que cuestiona la "incomprensión" de lo nuestro, aquello que nos distingue y separa de los demás.2

Ahora bien, el reconocimiento de lo que nos permite comprendernos.o identidad y, redprocamente, la diferencia que explica la incomprensión de los otros sobre lo que nos Identifica o alteridad pueden ser observados en una o en todas las estructuras globales que definen la cohesión social peruana, más allá de su definición jurídico-política e 1aeológica: los sistemas de parentesco, las organizaciones económicas y las situaciones lingüísticas vigentes en nuestro territorio. A continuación me abocaré a las últimas -el área espacial ocupada por cada lengua o dialecto identifica (designa) no sólo a la nación, sino a la etnia y al territorio comprendido por ésta-, comenzando por averiguar las "condi­ ciones objetivas" de nuestro "estado de lengua": en efecto, ¿cuáles son los vectores de la identidad lingüística y cultural peruana? y una vez encontrados esos '¿son unificables en un sólo haz, a partir del hecho nada fortuito de ser producidos por una sociedad que com­ parte un mismo espacio territorial, encerrado por las fronteras del país? Para responder a ambas preguntas se requiere de, a lo menos, un disef\o que comprenda los fundamentos epistemológicos del multilingüismo y la pluricultura peruanos: un boceto integral de las lenguas, sus contactos, interferencias y conflictos, así como de las culturas nacionales, su producción, difusión y consumo. Sin embargo, dados los márgenes de escritura previstos para esta ocasión, el proyecto totalizador de descripción de las lenguas y las culturas pe­ ruanas será expuesto de modo muy somero.


  1. Bilingüismo y Multingüismo

    La preocupación por dar cuenta de la situación lingüística general del Perú como bi­ lingüismo social o colectivo, puede ser fechada exactamente en diciembre de 1972.3 Des­ de entonces, el reconocimiento de la identidad lingüística del país ha procedido emplean­ do en sus descipciones los preconceptos micro-sociolingüísticos del bilingüismo y multilin­ güismo; hasta ahora no encontramos observación alguna sobre esos a priori, nociones acep­ tadas siempre axiomáticamente y por consenso.4 Un repaso somero pero atento de los trabajos de investigación que han puesto en práctica dichas nociones, nos permite obtener sus rasgos definitorios:

    1. Para la noción de bilingüismo:


      • Estudio de la situación sociolingüística del país, donde los miembros de los diversos grupos y comunidades ponen en práctica su aptitud oral y escrita al utilizar, en la vida


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        cotidiana, dos lenguas o dialectos, con el paso frecuente de uno's a otros; de este modo, en las lenguas ancestrales (nativas, aborígenes, autóctonas, etc.)5 que se cncucl'ltran en contac­ to con el castellano (el bilingüismo ambiental), se pueden presentar varias graduaciones en circunstanciascomo estas:


        1. la lengua castellana (A) y la lengua ancestral (B) son empicadas por una misma per­ sona y en ella los dos sistemas lingüísticos permanecen independientes (es el caso del "bilingüe perfecto" quech a-castellano, agua runa-castellano, etc.);


        2. las lenguas A y B tienen una intersección, es decir que -los dos sistemas lingüísticos se infl, cncian (tal el caso, mucho más común, de los bilingües imperfectos o hablantes "moto­ sos ).


        ,. Establecimiento de las correlaciones, existentes en el Perú, entre la situación socioc­ conómica y cultural de los grupos bilingües estudiadas y los grados de bilingüismo presen­ tes en ellos.


        ,. Aplicación de la política oficial del Estado y su planificación lingüística. Compren­ de la determinación constitucional por la cual se estatuye al castellano como lengua ofi­ cial, al quechua y aimara como lenguas de uso oficial y a las otras lenguas ancestrales ha­ bladas en el Perú como integrantes del patrimonio cultural de nuestro pueblo.


        ,. Asesoramiento e implementación no craicos de la política educativa del Gobierno, dirigidos a asegurar y a facilitar la aplicación de los dispositivos legales en materia de lengua y educación.


    2. Para la noción de multilingüismo (o "bilingüismo de masa"):


      ,. Práctica cotidiana de los diversos sistemas lingüísticos por comunidades importan- tes de la población peruana e impacto general de ese hecho.


      ,. Relaciones linguoculturales tradicionales establecidas entre los hablantes peruanos, por la concurrencia de grupos bilingües perfectos e imperfectos de diversa procedencia, e implicaciones de la colonización externa e interna de la cual deriva dicha concurrencia.


      ,. Estudio de las políticas pedagógicas y las alternativas culturales del Estado, en rela- ción a la diversidad lingüística integral de la población.


    3. A partir de estos rasgos conceptuales y definitorios, ¿cuáles son los criterios aplica­ dos,al estudiar el estado de nuestras lenguas y sus contactos? Se puede señalar, en gran­ des líneas, los siguientes discernimientos más o menos comunes:


      1. Las teorías y modelos aplicados comúnmente en la investigación de la realidad lin­ güística peruana dependen, casi sin excepción, de la lingüística de la frase o lingüística frasal. Pero la decisión por emplear esa unidad de análisis que es la frase, no es uniforme en todos los lingüistas dedicados al estudio de nuestras lenguas. En efecto, los procedi­ mientos de segmentación frasal del discurso no son los mismos, varían notablemente de una investigación a otra; así, encontramos que la unidad "frase" (u "oración" dado el ca­ so) es delimitada, las más de las veces, intuitivamente; en ciertas ocasiones la frase es tomada como una proposición simple (sujeto y predicado) y en otras como nivel superior


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        límite del análisis en constituyentes inmediatos. Se encuentran también trabajos donde la frase es discriminada· funcionalmente por su coherencia sintáctica interna y hasta en 11lgunos casos (pocos) la unidad frasal aparece como una serie concatenada de elementos discretos, serie obtenida por medio de reglas de producción (reglas de reescritura y transformación).


      2. Los niveles de lengua analizados 'son, casi exclusivamente, el fonético-fonológico y el morfo-sintáctico. Los niveles semántico (del significado) y semiótico (del sentido) no han merecido la debida atención, pese a su importancia en situaciones de interferencia pronunciada como en el caso del quechua y del castellano peruanos. Sólo se suele hacer mención, en forma aislada, a la significación lingüística de algunos enunciados o partes de enunciados con fines subsidiarios, esto es, para ilustrar algunos intentos prescripti­ vos o para fines ajenos a la descripción del contenido. 'Este es el caso, por ejemplo, de la le­ xicografía nacional: no obstante su práctica ya antigua y relativamente tecnificada (dic­ cionarios bilingües, diccionarios de peruanismos) o no (diccionarios enciclopédicos, mono­ gráficos regionales, folklóricos, etc.), el control semántico de )oc; artículos definitorios en la lengua de traducción, es sustituida por la descripción empírkd :.imple y la búsqueda de hcterónimos.6 .


      3. En consonancia con el ejercicio disciplinario frasal (fonético-fonológico y morfo-sin­ táctico) la pedagogía inspirada y derivada de ese ejercicio sólo concibe la totalidad de los discursos como resultado del eslabonamiento de frases, pasando imperceptiblemente de una constatación cuantitativa a una determinación cualitativa de la enunciación. De ahí que en la enseñanza bílíngüe actual se haya inferido, sin duda ni controversia, el es­ tudio de la estructura frasal independientemente del estudio y conocimiento de las estruc­ turas del discurso, a semejanza de la pedagogía empleada en la enseñanza de la gramáti­ ca castellana a los castellano hablantes monolingües y para quienes, desde luego, es "natural" la práctica discursiva de la estructura frasal enseñada en la escuela.


      4. Además, al aplicarse los criterios lingüísticos frasales a la pedagogía y a la alfabe­ tización bilingüe, se excluye sin miramientos la descripción sistemática de otra de las fun­ ciones socializadoras capitales de la lengua, la producción etnoliteraria y de literatura oral realizada en esas mismas lenguas ancestrales peruanas. Esta decisión permanece inalterable en la lingüística aplicada peruana de última hora. Por eso los alumnos, suje­ tos colectivos de la educación bilingüe, adquieren únicamente cierta "idea" del discurso a través de una reducida práctica de la lecto-escritura. Esta política linguoeducativa ha tcrm.inado por crear un serio desnivel -un verdadero foso intelectivo-- entre el conoci­ miento más o menos regulado de la estructura gramatical de la frase tanto en la lengua materna ancestral como en la lengua castellana y una aprehensión descontrolada de la to­ talidad discursiva y textual en ambas lenguas. Es fácil colegir de ese desajuste una de las razónes para explicar el fracaso de la enseñanza bilingüe: el alumno muy difícilmente lle­ ga a integrar, por ejemplo, su conocimiento razonado de la frase quechua y castellana y la práctica oral y escrita de ambas lenguas. El titubeo y la desconfianza perennes del ha­ blante "motoso" respecto del empleo de la lengua castellana, es una consecuencia inevita­ ble. ·


      5. La gestión para resolver los problemas del analfabetismo bilingüe, vale decir, la instrucción preferente de la escritura y de la lectura en lengua castellana, ha relegado por lo general a un plano muy poco visible el problema del alfabetismo de segundo grado o alfabetismo funcional (cultural) indispensable en una política educativa coherente que respete la pluricultura peruana y denuncie la hegemonía cultural imperante.7 Empero, la


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        cosa no se detiene allí. Cuando ciertas organizaciones transnacionales toman abusiva­ mente la máscara lingüística y se convierten en Instituciones que cumplen auténticos fines hegemónicos de orden asimilacionista, al intervenir no sólo en las lenguas ancestrales si­ no en la existencia cotidiana misma de las comunidades, es inevitable la depredación

        pura y simple de los valores míticos, ideológicos, utópicos e incluso axiológicos vigentes en esas comunidades.

      6. El punto de vista del bilingüismo que obstinadamente excluye la perspectiva digló­ sica, no insiste lo suficiente o hace simplemente caso omiso del concepto de bicultura, es de­ cir, nada menos que de las diferencias y distancias socioculturales derivadas de la situa­ ción postcolonial peruana; sólo se ha planteado la pa ja nocional multilingüismo-plu­ ricultura que, como sabemos, es hasta ahora la simple denominación de un área de conoci­ miento todavía inexplorada en el Perú. La práctica de la educación bilingüe, al excluir de sus preocupaciones al hecho de la correlación bilingüismo-bicultura,B ha procedido alegremente a suprimir el estudio del plano del contenido de las lenguas ancestrales, amputándose a sí misma la observación del amplio campo de las controversias linguocul­ turales, donde ciertamente sólo cabe una excepción: la lucha por la implantación de la es­ critura de la lengua quechua con tres y no con cinco vocales. Precisamente gran parte de es­ te meritorio esfuerzo no ha llegado a plasmarse plenamente, en nuestro criterio, entre otras razones por no haberse tenido en cuenta al plantear este problema de transcripción fonológica, la descripción y el análisis sistemáticos del contenido de las lenguas en con­ tacto e interferencia, de un lado, y una concepción de la educación bilingüe distanciada de los problemas que plantea el déficit cultural (o deculturación) de los hablantes de lenguas ancestrales en proceso de adquirir la lengua castellana, del otro, en pocas palabras, la si­ tuación de pérdida paulatina de la identidad cultural autóctona al acceder a la nueva identidad cultural.9


      7. Los investigadores nacionales y extranjeros prefieren estudiar una de las lenguas peruanas "en estado puro" y aisladas, antes que las manifestaciones intermedias o de con­ tinuum, no obstante si estas últimas están más expandidas que las primeras.


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        Así la visión del bilingüismo constituye una especie de "linterna" con la cual, quie­ nes disel\an las políticas gubernamentales de lengua y educación, enfocan aquello que con­ viene al proyecto que preconizan y únicamente eso. En otro plano, el bilingüismo tal cual se ha constituido también en referente axiomdtico no sólo para cualquier nueva investiga­ ción lingüística sino que sirve de ecran referencial para las otras ciencias sociales aplica­ das en el Perú, especialmente la etnología.


        Siendo las cosas lo que son, la "imagen científica" de la situación actual de las len­ guas peruanas debe ser controlada gracias a su evaluación crítica periódica y a la revi­ sión de sus descripciones, ampliando sus campos de conceptualización, interpretación y ex­ plicación. Uno de los medios para hacerlo consiste en introducir nuevos criterios en el cam­ po nocional inveterado y tradicional.


  2. Diglosia y Heteroglosia


    El desarrollo normal de las ciencias sociales requiere, entonces, que se renueven y am­ plien a intervalos más o menos regulares sus objetos de conocimiento para saber qué hacer con ellos en la actualidad. Propongo, con ese fin, la adopción .Y adaptación de otros dos conceptos de la sociolingüística que cumplen el cometido de apertura nocional sobre nuestra situación lingüística y educativa, aprovechando la ya larga experiencia obteni-


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    da por la descripción bilingüe y multilingüe; así, se hará particular hincapjé en las ten­ dencias características de nuestra realidad social (especialmente en los procesos de susti­ tución) que el encuadre inicial no contempla o lo hace pero de modo confuso,


    Tales conceptos macro-sociolingüísticos son los de diglosía y heteroglosía cuyos ras­ gos definitorios son, para comenzar, los siguientes10:

    1. Para la noción de diglosía lingüística:

      • Fenómeno que caracteriza a la situación sociolingüística peruana derivada del proce- so histórico de la colonización española y de la incorporación de la lengua del conquista­ dor y colonizador, el castellano, a las lenguas ancestrales.


      • Estudio de las consecuencias de la conquista y de los cuatro siglos de colonización: los sistemas lingüísticos del país entran en contacto con el castellano, produciéndose la inter­ ferencia no sólo fonético-fonológica o morfo-sintáctica sino discursiva, esto es, presencia en los discursos realizados en una lengua de elementos del contenido de la otra y vice­ versa, tal como las conocemos y vivimos)1


      • Correlación no estrictamente isomórfica entre los estratos socioeconómicos y las si- tuaciones de interferencia lingüística.


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      • Determinación de las competencias localizadas de los hablantes pertenecientes a los distintos sociolectos y etnolectos, cuando emplean en la expresión, la comunicación y la di­ ferenciación cotidiana -oral o escrita- una lengua materna ancestral y la lengua caste­ llana adquirida.


      • Oposición manifiesta de, por lo menos, dos códigos lingüísticos en las comunidades nacionales, según usos orales y escritos específicos (familiares/educativos, coloquia­ les/administrativos, etc.).


      • Diagramación de la problemática sociopolítica surgida de los procesos de sustitución y por lo tanto del dominio pleno o deficiente de la expresión bilingüe en el habla y en la escritura y sus repercusiones en los programas de.alfabetización simple (primer grado) y funcional-cultural (segundo grado).


      • Producción discursiva de los enunciadores que utilizan enunciados no identificados co­ mo "aceptables" (en cualquiera de los planos fonético-fonológico, morfo-sintáctico o se­ mántico y semiótico) para el castellano de los grupos sociooconómicos, de cultura e ins­ trucción "alta" de élite, por interferencia del sistema de una lengua ancestral en las di­ versas circunstanciasde enunciación.


        ,. Estudio de las consecuencias que acarrea la distancia y diferencia cultural de los pue­ blos en contacto para la corrección pedagógica del habla de estatuto sociopolítico infe­ rior por otra habla considerada superior, en la educación de los hablantes y/o escribien- tes bilingües. ·


        2.2. Para la noción de heteroglosia lingüística (o "diglosia de masa")12:

        ,. Evaluación de la práctica expresiva, comunicativa y diferenciadora realizada por la población entera del Perú, práctica en la que concurren múltiples etnolectos y sociolec-


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        tos originando así situaciones lingüísticas variadas, cuya descripción regulada permitirá diseñar la tipología discursiva correspondiente.


      • Determinación de las consecuencias sociolinguísticas y educacionales derivadas de la clasificación escalar y jerárquica obligada por el texto Constitucional (1979) que, al impo­ ner un criterio ideológico-político de dominación no acorde con las necesidades de preser­ var la identidad lingüística nacional, excluye de la "oficialidad mayor" a todas las len­ guas ancestrales del país e instituye, de golpe, la glotofagia como política invariable del Estado.


      • ' Estudio del reparto funcional de los códigos y campos semánticos en los discursos ora­ les y escritos producidos por la pluricultura nacional, reparto discriminador que asigna a unos la función ideológica (valores ceptados) y a otros la función utópica (valores recha­ zados).


        ,. Conocimiento de los fenómenos de intercambio y conflicto discursivo surgidos de las relaciones entre entidades constituidas como formaciones sociales, por efecto de circunstan­ cias históricas específicas de la imposición del sistema lingüístico dominante en nuestra población multilingüe y pluricultural.


      • Denuncia de la instrumentalización represiva practicada por la política lingüístico­ educativa derivada de la legislación en la materia y esclarecimiento tanto de sus con:;e­ cuencias socioculturales como de las reivindicaciones subversivas declaradas o clandesti­ nas frente a dicha política.


      • Examen de la controversia discursiva producida por el enfrentamiento de las distin- tas formaciones socioeconómicas obrantes en la sociedad peruana.


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        1. Este conjunto de rasgos puede ser dirigido, según el enfoque macro-sociolingüístico, en unode estos dos sentidos contradictorios:

          1. Integrativo, que tiende a reducir el "malestar" hcteroglósico minimizando o abando­ nando el estudio y promoción de las lenguas ancestrales dominadas; o


          2. Polém'ico, que considera a la situación de heteroglosia como una crisis y un conflicto.


      Al optarse por el segundo sentido, polémico, la macro-sociolinguística es concebida como una disciplina críticaf3 epistemológicamente contraria a la propuesta tradicional so- , bre la situación de las lenguas en el Perú propia de la micro-sociolingüística, visión esta última marcada por la voluntad positivista de encontrar la estructura y los modelos cues-

      te lo que cueste en el habla cotidiana, cuando se trabaja en un medio atravesado por con­ flictos sociales, raciales, simbólicos y otros sin querer hacer referencia explícita a esos elementos.14

      1 Como se habrá observado, las nociones de diglosia y heteroglosia peruanas extien-

      den el espectro cognoscitivo del bilingüismo y del multilingüismo sin abolirlo15 y más bien añaden al estudio de la realidad lingüístico-educativa del país, la problemática del de­ sequilibrio entre la lengua del poder oficial y las lenguas ancestrales, singularmente en


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      loe planos discursivos y textuales. Así, mientras en la concepción del bilingüismo y del multilingüismo se comprende esencialmente las interacciones estructurales entre los siste­ mas lingüísticos diferentes16, suponiendo implícitamente un estatuto de poder o de presti­ gio no conflictivo ni, sobre todo, de dominaci6n entre el castellano y las lenguas ancestra­ les, la diglosia y la heteroglosia destacan principalmente las variaciones de conflicto y

      dominación en la pronunciación, el léxico, los enunciados, etc., variaciones que exteriori­ zan la experiencia de las lenguas en contacto desequilibrado dentro del territorio perua­ no, és decir, no el bilingüismo en general sino las distintas situaciones de bilingüismo en la sociedad peruana.


      Por lo demás, si el bilingüismo pone el acento en el comportamiento lingüístico indi­ vidual y frasal, la diglosia lo hace a nivel sociocultural y discursivo; si el primero presu­ pone, en cierto modo, que las variedades lingüísticas de las lenguas dominadas pueden ser examinadas formalmente con las mismas categorías con que se describe las variedades de la lengua castellana, la diglosia apunta más bien a la diversificaci6n de los roles que cumplen unas y otra en la estructura de dominaci6n lingüfstic:a y cultural peruana y a la Inestabilidad que perturba la funcionalidad de cada sistema de lengua. No se trata, en su­ ma, de una sustitución de problemáticas, sino de una ampliación y, a la vez de un perfi­ lamientd de las mismas en servicio de una mejor comprensión del fenómeno lingüístico, educativo y cultural del país.


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  3. Algunas distinciones entre Bilingüismo y Diglosia


    La situación de las lenguas y dialectos no normalizados vigentes en el Perú, todavía no ha sido descrita con criterios uniformes generales (isoglosas y áreas de vigencia dialec­ tales); mientras no se precise exhaustivamente esta situación y, en cierto modo, o se ami­ noren los excesos "dialectalistas" que se oponen a una sana concepción de la realidad lin­ güística integral del país al servicio de la identidad, de la educación y la cultura nacio­ nales, se suele reconocer17 que:


    1. El castellano del Perú se distribuye en dos tipos, c:astellano andino y castellano ri­ bereño, el primero con tres variedades dialectales (andino propiamente dicho; altipláni­ co; y del litoral y Andes occidentales) y el segundo con dos (litoral norteño y central; ama­ z6nico);


    2. El quechua peruano también se distribuye en dos tipos, Huáihuash (Q I) y Huám­ puy (Q II) comprendiendo el primero dos variedades dialectales, las de Pacaraos y Cen­ tral subdividida en Huailay (Huailas; Conchucos), Alto-Pativilca, Alto-Marañ6n, Alto­ Huallaga y Huanc:ay (Yaru; Jauja-Huanca; Huangáscar-Topara) y el segundo otras dos va­ riedades dialectales, la de Yungay (Q II A) subdividida en Central (lAraos, Lincha, Apu­ ri, Checos, Medeán) y Septentrional (Cañaris-Inc:ahuasi, Co.jamarca) y la de Chinchay (Q II B-C) subdividida en Septentrional (Amazonas, San Mart{n, Loreto) y Meridional (A­ yacucho,Cuzco); y


    3. Las lenguas selváticas que han sido reunidas en doce familias lingüísticas deno­ minadas Arawak, Cahuapana, Harakmbet, Huitoto, Jíbaro, Pano, Peba-Yagua, Que­ chua, Tanacana, Tucano, Tup{-Cuaran{ y Záparo, subdivididas de acuerdo a la distribu­ ción de los grupos en el territorio amazónico (45 recensionados) más seis sub-grupos para


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      la familia Arawak y tres para el Quechua; quedan por clasificar otras tres, Chol6n, Ti­ cuna y Urarina.


    4. Ahora bien, ¿cómo organiza esta situación lingüística del país la Constitución de 1979 y la legislación educativa derivada de ella? Resumiendo lo ya tratado en otra par­ te con algún detalle,18 se puede constatar que según el Art. 83 de la Carta Magna nuestra si­ tuación lingüística se ordena verticalmente, un juicio de valor escalar de arriba (acrolec­ to) a abajo (basilecto):

      1. Según un criterio jerárquico y discriminador no descriptivo o explicativo sino ideo­

        l6gico e impositivo, del siguiente modo:

        1. La ngua oficial: el castellano;

        2. Las lenguas de "uso oficial": quechua y aimara;

        3. Las lenguas d_e"lpatrimonio cultural": el resto.

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          Por esta escala, las lenguas 2 y 3 tienen un estatuto sociopolftico infr.rior; de hecho, la Constitución al estatuir esta jerarquía de "vitalidad lingüística" no solo determina la "oficialidad" como un simple reconocimiento de la lengua que sirve de medio de comunica­ ción a la mayoría del pueblo (plano del interledo - ¿una variedad distinta del castellano peruano o un simple nivel de lengua no codificado ni homogéneo?l9 - donde confluyen las lenguas ancestrales), sino que sólo en ella se realiza la vida oficial (la vida histórica, po­ lítica, económica, etc.), la vida registrable y memorable del país: es la lengua codifica­ da, la lengua "estándar", la lengua del poder (la "lengua del padre", dirían los psicoana­ listas).


      2. No se tiene en cuenta el hecho evidente y plenamente demostrable que una lengua existe y se caracteriza por la comunidad social donde se realiza y a la que sirve. De esta manera, para el singular criterio constitucional, cada sistema lingüístico obrante en la so­ ciedad peruana se da de modo "limpio", en contacto de superposici6n pero sin "contamina­ ción" (una estabilización fija no flexible): las lenguas peruanas se manifestarían en su uti­ lización social, curiosamente, de manera separada, escalonada y sin interferencia, esto

        es, sin el "efecto" que tienen las lenguas peruanas al entrar en contacto unas con otras. En

        este sentido, hay algo más que coincidencia entre el punto de vista del bilingüismo y la perspectiva impuesta por el ordenamiento jurídico: el statu quo del desequilibrio jerárqui­ co oficial donde a la lengua castellana (A) se subordinan, por ejemplo, la lengua pertene­ ciente al patrimonio cultural peruano, el aguaruna (C), según el esquema.


        A:::>B:::>C

        es aparentemente reequilibrado por el bilingüismo, gracias al principio de "igualdad" (se presupone que las fenguas, a lo menos en principio, pueden ser tratadas en un mismo plano) entreesas lenguas,20"a partir del esquema teórico de equivalencias


        A"" s ... c

        que representa una supuesta "quietud" lingüística nacional donde las lenguas de menor prestigio (8) y (C) codean a la lengua oficial (A), pero no corroen su sistema ni dislocan su

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        11mlintlca. Siempre se termina así por "recomendar" la aceptación pasiva de la domina-

        1 Ión por la lengua del poder y a camuflar el conflicto lingüístico existente2I, sobre todo si

        , tiene en cuenta que la situación del bilingüismo y la diglosia no es la misma en los An- 1I••que en la Amazonía, lugares donde los problemas se presentan de distinta manera en razón de su evolución diferente (una relación de fuerzas -no comparable- frente al caste­ llano).


        1 5 Para el punto de vista diglósico, la realidad lingüística nacional es muy otra22: más allá del simplista esquema de dominación planteado por la Constitución del Esta­ do, en dicha realidad las lenguas no coexisten pacíficamente sino en una subversión gene­ ralizada, una dinámica de interferencias y conflictos lingüísticos cotidianos e indeteni­ bles -de raigambre socioeconómica y política de dominación- en lo que podríamos lla­ mar "solfatara heteroglósica nacional". Sabemos bien porque lo constatamos a cada pa­ so, que hasta el habla de los monolingües castellanos, quechuas, aimaras, etc. (los ca­ sos de ausencia tanto de diglosia como de bilingüismo, sólo se dan en el Perú en comunida­ des muy pequei'\as y geográficamente aisladas) se ve afectada por la interferencia, en un nivel o en todos, de uno o varios dialectos no pertenecientes a la lengua materna. Por lo tanto, desde la perspectiva diglósica y heteroglósica, los diferentes sistemas lingüísti­ cos obrantes en el país no permanecen relativamente fijos y estables; incluso la lengua ofi­ cial (codificada) que es el castellano, mantiene una estabilización flexible. La situación lingüística que vive la sociedad peruana es, en realidad, la resultante móvil de una rela­ ción de fuerzas fonéticas, lexicales, semánticas, etc. Un modelo de hibridación (o confluen­ cia de elementos lingüísticos de diversos orígenes) gradual y dinámica cuya amalgama podrá ser diagramada como una "escala implicativa de gramaticas''23 a partir del fen meno interlectal. Allí se obsevarán, en su momento, desde las áreas relativamente mono­ glósicas en las distintas lenguas (o diglosia de grado cero), hasta las variedades mesolec­ tales, todo ello comprendido por la heteroglosia general del país.


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          1. Este género de problemas y a pesar de que no se ha empleado el mismo método ni los mismos criterios para medir la distancia entre dos variedades dialectales de, por ejem­ plo, el quechua, y de la lengua quechua y la lengua castellana, la investigación sociolin­ güística peruana ya ha avanzado su exploración de los dominios, a lo menos indiciales, donde se puededeta.i:ar el fenómeno que nosocupa:


            1. En el dominio fónico y a nivel de los fonemas, los diglósicos operan a menudo una es­ pecie de sustitución, pues realizan fonemas pertenecientes a la variedad castellana cono­ cida por ellos, con las características articulatorias de su propio sistema fónico quechua y aimara;


            2. En el dominio morfo-sintáctico, los diglósicos interfieren el castellano con las funcio­ nes gramaticales de su propia lengua materna ancestral (supresión del artículo, cambio de género, empleo equivocado de las preposiciones, etc.);


            3. En el dominio lexical, la interferencia por préstamos de palabras, calcos, etc. , que caracterizan las situaciones de diglosia peruana. En grandes líneas y dado que buena parte del léxico es compartido por el quechua y el castellano peruano, dos casos son comu­ nes y frecuentes: a) en una y otra lengua se tienen dos palabras totalmente diferentes sea para comprender las variaciones de sentido en un mismo campo semántico, sea para alu­ dir a la misma realidad extralingüística ("guagua"/"bebé"; "allqo"/"perro"); b) en una

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              y otra lengua se designa la misma realidad por m io de palabras relacionadas que pre­ sentan entre sí modificaciones morfo-fonológic s mas o menos notables, pero por lo gene­ ral regulares y que resultan de los diferentes sis.temas fonológicos ("waka"/"vaca"; "chu­ i'lu"/"chui'lo") o entre el sistema de base y el subsistema como los fenómenos de contradic­ ciones y supresiones (en Arequipa: "aurapuena" por "ahora, pues, buena [la hemos he­ cho)'), de metátesis ("huacatay"/"huatacay"),etc,;


            4. En el dominio semántico, el diglósico confunde la extensión de los campos semánti­ cos afianzados originalmente con la experienc!a de su uso en la lengua ancestral, al expre­ sarlos en el castellano aprendido: la inseguridad Y desorientación lingüísticas, propias de los hablantes "motosos", surge de la falsa identificación de los campos semánticos en las dos lenguas;


            5. En el dominio semiótico, los efectos de sentido manejados con propiedad por el digló­ sico al emitir discursos en su lengua materna ancestral, suelen ser distorsionados al pasar al castellano: esta deformación puede ser leve en la lógica donde obran las concepciones del mundo y los valores mitógicos, ideológicos, utópicos y axiológicos, es decir, la logósfe­ ra a plenitud.


          2. A partir de estas rápidas descripciones -fragmentarias y dispersas- de algunas situaciones de diglosia y heterpglosia peruanas, puede a lo menos plantear el esque­ ma de dominación "efectiva" propia de los conflictos lingüísticos observados en la socie­ dad peruana;


            1. El superestrato o estrato lingüístico castella o llegado como lengua importada por las condiciones históricas derivadas de la Conquista y la Colonia e introducido extensa­ mente en las áreas ocupadas por las lenguas cestrales con las cuales coexiste perenne­ mente en una relación de dominación heteroglos1 - Además de los graves efectos sociopo­ líticos y económicos resultantes de esta interVenc1on y creadores de la actual situación he­ teroglósica -dominación que el dispositivo constitucional cohonesta con su oficializa­ ción, en lugar de mitigarla-, es posible señalar por lo menos dos efectos lingüísticos: la inserción de los "castellanismos" en las lenguas del sustrato al constituirse los mesolectos y, especialmente, la conmoción perturbadora ocasio!lada por la interferencia de sus ahor­ maciones semánticas y de sentido en esas lengua . 1 bien este último es un aspecto impor­ tante tanto de la apresi6n cultural como del me 1za¡e nacional, no lo es menos el hecho de la perversión cosmológico-noológica del pensalTUento aborigen.


            2. El sustrato o estrato lingüístico funqarnental, constituido por las lenguas ancestra­ les que por las razones históricas antedichas, 5«: han visto obligadas a ceder su lugar origi­ nal de lenguas de relaci6n plena (quechua, tup no, tucano, etc.) o de matriz de comunica­ ción entre los miembros de las diversas comurudades dentro del territorio y su rol de len­ guas de cultura, vale decir, que sirven realmente o en potencia para las amplias necesida-

              des lingüísticas de la población, a la lengua impuesta o dominante. Pero este desplaza­ miento -cosa queexperimentamos todos- no ha sido simple y sin consecuencias; de he­ cho, las lenguas ancestrales han conferido a ese castellano hablado en el Perú ciertas pro­ nunciaciones, nuevos hechos fónicos con los cua!es se nos identifica como peruanos frente a otros castellanoha lantes, latinoamericanos por ,emplo, e incluso nuevos rasgos sintácti­ cos y locutivos locales (los "dejo " que carac_ten a los dialectos castellanos de las dis­ tintas regiones del país), lo cual permite 1dentif1car las variedades del castellano pe­ ruano.


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            3. El adstrato reconocido preferentemente en la influencia lingüística -de ,distinta manera- ajena a las lenguas habladas en el territorio peruano. Dado el desarrollo de los medios de comunicación actual, la contigüidad geográfica no es la única causa de este tipo de influencia, como ocurre en otras partes; la co-participación en cierta ideología po­ lítica gubernamental, económica, religiosa, etc., con otras regiones del mundo, producen es­ te género adstrático de interferencias. Aquí se comprende, entonces, especialmente, las in­ tervenciones del léxico foráneo vigente en los países vecinos y aquellos más alejados pero de creciente importancia para el comercio y la transculturación.


  4. Esbozo general de las interferencias y conflictos linguoculturales p anos.

    Si tenemos en cuenta que sólo raramente se presentan situaciones lingüísticas "pu­ ras" en la vida corriente de la sociedad peruana, sobre todo por la intervención en el léxi­ co de arcaísmos, regionalismos, préstamos, calcos, impropiedades, hipercorrecciones, pe­ ruanismos de buena o mala ley, interferencias adstrácticas -sobre todo del inglés- por préstamos n9 integrados o integrados, etc., la diglosia es la situación de contacto, desequi­ librio e interferencia lingüística que caracteriza al habla cotidiana de los grupos y comu­ nidades peruanos en su propio contexto de pronunciada estratificación económica y de ca­ racterización sociocultural conflictiva. Los ayacuchanos que se expresan en castellano an­ dino y en el quechua de su región, los habitantes de Lima que emplean alternativamente el castellano limei'lo "estándar" (?)24 y el dialecto castellano propio de la provincia de donde provienen o el empleo concurrencia! de un argot cualquiera, son algunos casos de ma­ nifestación diglósica o de tendencia hacia la diglosia susceptibles de ser estudiados. Veamos a continuación algunos casos.


    1. Los aguaruna hablantes, los quechua hablantes, etc. -salvo si son monolingües en ' esas lenguas-- son a lo menos bilingües subordinados aguaruna-castellano, quechua-caste­ llano, etc. (el hablante domina más una lengua que la otra), pues alternan el empleo de dos lenguas; y al mismo tiempo son diglósicos ya que emplean una u otra lengua según la función sociolectal ·de desempeí\o, es decir, según la función que socialmente se atribuye por la comunidad a cada una. Las lenguas, por ejemplo, quechua, aimara y castellano, cumplen roles lingüísticqs compartimentalizados en servicio de los bilingües diglósicos: así, un campesino puneí\o emplea el quechua, o el aimara en su hogar o en sus actividades agrícolas pero prefiere emplear el castellano "motoso" cuando se expresa sobre economía, política o mecánica o cuando alterna con profesores y personas consideradas "cultas", un inmigrante andino en Lima, emplea el castellano en su actividad cotidiana pero usa su respectiva lengua ancestral cuando acude a su club provincial y charla con sus paisanos, etc.


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      1. Otra es la situación donde debe distinguirse diglosia y heteroglosia, en primer lu­ gar, de los términos plurilingüismo pluriglosia. El término "plurilingüe" designa a un su­ jeto hablante(= políglota) cuando en el interior de una comunidad utiliza sin intersección

        varias lenguas según el tipo de comunicación (en familia, en el trabajo, en sus relaciones con la administración estatal, etc.); en este bilingüismo coordinado (=dominio semejante de dos o más lenguas) y bilingüismo equilibrado en el plano 'de la significación, puede ha­ blarse de empleo concurrencia! cuando el hablante se sirve de uh repertorio lingüístico in­ dependiente de las circunstancias y del tema abordado, de una u otra lengua, y empleo pre­ ferencial cuando se recurre preferentemente a una de las lenguas habladas según las cir-


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        cunstancias y el tema, pero no de modo necesariamente coordinado; ello ocurre, por ejem­ plo, cuando los hablantes adultos de la etnia machiguenga se ven obligados a emplear una variedad de la lengua castellana en su trato con las autoridades del gobierno central y los nii\os igualmente emple.an esa variedad en la escuela; en este caso, la lengua machi­ guenga subsiste en los hogares y en las reuniones formales e informales del grupo.


      2. De módo paralelo, nuestra sociedad es "plurilingüe" puesto que en los diversos ti­ pos de comunicación, los hablantes de una lengua ancestral y los bilingües diglósicos (la gran masa de desposeidos) requieren emplear la lengua "oficial" y la lengua ancestral, pero no se reconoce -por parte del Estado- influencia entre dichas lenguas; esto último da lugar al plurilingüismo de Estado o bilingüismo social concomitante con el "bilingüismo oficial". En efecto, al estatuir el texto constitucional dos tipos de lenguas asimiladas, construye de golpe el bilingüismo social. Según el criterio de quienes redactaron la Consti­ tución actual, las lenguas andinas conforman un conjunto de "uso oficial" en razó dela "afinidad lingüística y territorial" existente entre ellas, mas no así las lenguas selváti­ cas a las cuales se les ha asignado el cometido de "patrimonio cultural de la Nación", es decir, la función similar a las piezas de musoo, de objetos a observar -a disecar- no a vi­ vir. Por eso no es extrai\o que, oficialmente, se asista a su agonía en un gesto condescen­ diente (un simple pretexto para imponer la política asimilacionista "eficiente" según el pensamiento de la administración educativa) pero no se propone -en realidad, ni si­ quiera se imagina- una política coherente y eficaz de aliento al uso de esas lenguas y al sostenimit;ntodesu vigencia. '


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      3. La "pluriglosia" caracteriza, en cambio, a la experiencia vivida por todo hablante que en el país emplea diversos registros y niveles de una sola lengua, por ejemplo, su len­ gua materna; tal es el caso de los profesores hablantes de castellano que emplean en clase (como cualquier profesional en el ejercicio de su profesión) determinados registros del cas­ tellano combinados con la jerga de su especialidad. Luego, ellos mismos utilizan en fami­ lia una variedad del castellano del Perú.25

    2. Es también dable distinguir, en segundo lugar, el bilingüismo diglósiro del' bilingüis­ mo no diglósico. Ocurre el primero cuando las grandes masas de hablantes de lenguas an­ cestrales mudan sus lenguas maternas en razón de las coacciones sociales propias de nues­ tras formaciones sociales clasistas; vale decir, cuando a causa especialmente del ordena­ miento jurídico, de la política educativa estatal, de la economía capitalista y de la orga­ nización social burguesa de nuestra sociedad como factores conjugados y realizados por me­ dio de los Aparatos Ideológicos y de Poder del Estado, se reserva el rol lingüfstico formal (la educación y la cultura superior, la religión, la literatura académica y formal) a las variedades del castellano o lengua "alta" y al mismo tiempo se destina el rol lingüístico no formal (la vida familiar y cotidiana de grandes grupos sociales, la cultura pop\llar, el folklore, la etnoliteratura) a las variedades de las otras lenguas habladas en el país o lenguas 'bajas".


      1. El "bilingüismo diglósico" emerge de manera similar cuando, de resultas de la polí­ tica asimilacionista (o asimilista) del Estado, se alarga la vigencia de las lenguas asimi­ ladas como el quechua y el aimara, pero a costa de la dialectalización de las mismas, es decir, a cambio de la fragmentación indefinida de estas lenguas dominadas. Contribuye a esta vigencia, sin dudas, la distribución geográfico-política y administrativa del territo­ rio e incluso su apresurada regionalización ajena, en gran parte, a los problemas lingüísti­ cos y!culturales del país. Así, por la intervención de todos estos factores de fragmenta­ ción, los contactos entre los diferentes grupos se distienden, se aflojan cada vez más, ocasio-


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        nando la dialectalización de las lenguas ancestrales ya advertida; por último, a todo e­ llo se aflade la compartimentalización de las funciones de cada lengua lo cual convierte, como se ha visto en 4.2, a la lengua asimiladora en lengua "alta" y a las asimiladas en lenguas ''bajas".


      2. Ahora bien, en una mirada retrospectiva y simplificando bastante las cosas, me­ diante estos procedimientos la comunidad andina pasó del.unilingüismo o del bilingüismo quechua-aimara antes de la Conquista y hasta bien entrado el Virreynato, a una situa­ ción "transitoria" bilingue pero, entonces, con la intervención obligada del castellano, de­ biendo desembocar ahora, según el criterio del legislador,26 en un nuevo unilingüismo en la lengua asimiladora. De este modo, la política asimilacionista de la Colonia y la reali­ zada por los estratos social y económicamente dominantes en la República (según el pro­ yecto del poder estatal de aplicar el bilingüismo sustitutorio), han tratado -no obstante las prédicas "humanistas"- de reducir y limitar cada vez más el ejercicio de las lenguas "bajas" en el Perú, declarando en la letra legal la política educativa bilingüe, pero sin asegurar su realización efectiva.27 Y aunque, ciertamente, no se ha llegado al extremo de ''borrar" las lenguas ancestrales del terrritorio peruano, se las ha fragmentado en múlti­ ples dialectos locales y, a la vez, arrinconado (en muchas casos) en el sólo cumplimiento de funciones estrictamente familiares. Esta "balcanización lingüística" a la que contribu­ ye en no menor medida la visión dialectizadora de ciertos procedimientos de estudio lin­ güístico frasal, puede conducir a los habitantes andinos hacia una pérdida paulatina de la conciencia de la antigua unidad lingüística de la zona.28


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      3. En el Perú se dan, además, dos casos de bilingüismo diglósico bastante comunes: el bilingüismo de simple intelección o bilingüismo diglósico de primera potencia que caracte­ riza, por ejemplo, a los jíbaro hablantes que comprenden el castellano pero no lo hablan, pues piensan y se expresan sólo en su lengua; y el bilingüismo de intelección y de expresión o bilingüismo digl6sico de segunda potencia que tipifica, por ejemplo, a los hablantes que comprenden y emplean el quechua y el castellano pero piensan únicamente en quechua; son, en tal caso, digl6sicos pasivos ya que utilizan el castellano como una mera lengua de relación, no de expresión ni de cultura. En ambos casos son posibles, desde luego, numero­ sas graduaciones de competencias (y familiaridad) bilingües especiales, entre las que se cuenta tanto a los bilingües compuestos que, al poseer un sólo sistema de significados (bilin­ güismo desequilibrado en el plano de la significación) necesitan traducir a su lengua ma­ terna ancestral los enunciados castellanos antes de proferirlos en esa lengua, como a los hablantes de una lengua ancestral que no llegan a dominar cierto castellano más o menos normativo y se expresan únicamente en el castellano popular, identificándose inmediata­ mente con los estratos de orden socio-económico medio o pobre.


      4. Otro caso distinto de "bilingüismo con diglosia" es el llamado bilingüismo estil{sti­ co propio del monolingüe castellano hablante que aprende una lengua ancestral pero no la emplea como lengua de comunicación cotidiana; tal es la situación de los investigadores peruanos de una lengua andina o selvática -lingüistas, antropólogos, etnohistoriado­

        res- queconocen determinada lengua ancestral pero sólo para estudiarla (lo que supone

        1 incluir en sus trabajos enunciados de esa otra lengua), no para utilizarla como lengua ordi­ naria.


      5. Queda, por último, una especificación de la "mudanza de lengua" llamada cambio parcial. Sucede este "cambio parcial" cuando los bilingües diglósicos quechua­ castellano, ignoran o aplican mal las reglas de escritura acordes con una redacción y una


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        ortografía relativamente correctas en castellano.29 Ello no les impide servirse de la escritura, especialmente en la redacción (estereotipada) de actas, documentos, cartas, etc.


    3. Pasemos ahora al "bilíngüismo no diglósico". Este designa el hecho de que una persona pueda servirse alternadamente de dos lenguas para realizar funciones sociales semejantes o comparables, con facilidad de mudanza de una a otra y viceversa: se trata de un bilingüismo de pensamiento, de intelección y de expresión o bilingüismo (no diglósico) de tercera potencia, pues los bilingües coordinados de esta clase piensan indiferentemente en una u otra lengua y expresan sus pensamientos en una u otra lengua. Es un grado elevado de dominio que sólo alcanzan contados bilingües en el país, generalmente los profesores de lengua quechua, los escritores formales O.M. Arguedas, M. Florián, L. Nieto, W. Hurtado de Mendoza ... ), etc.


      1. El "bilingüismo sin diglosia" comprende igualmente a las circunstancias en que una comunidad lingüística detenta los medios de producción, mientras que las fuerzas de trabajo son realizadas por otra, por ejemplo, los hacendados de la sierra peruana antes de la reforma agraria: se comunicaban entre ellos con una u otra variedad del castellano andino, mientras los campesinos lo hacían en quechua, aimara o en ambas lenguas.


      2. Finalmente, se puede incluir aquí también la situación lingüística y cultural de las familias inmigrantes establecidas en los "pueblos jóvenes" de Lima o la actividad comunicativa en las ciudades de la sierra donde los más ancianos mantienen el uso de su lengua ancestral mientras lós jóvenes sólo emplean el castellano.

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    4. ¿Es posible, en esta aproximación a la realidad heteroglósica peruana, pensar en la posibilidad contraria, es decir, en la diglosia sin bilingüismo? Este tipo de situaciones que según la sociolingüística catalana define, por lo·general, a las sociedades económica­ mente atrasadas y relativamente inmovilizadas como la nuestra, donde suelen convivir grupos cerrados en los extremos opuestos del espectro social, se pone de manifiesto al obser­ varse ciertos grupos o comunidades peruanas que manejan repertorios linguísticos muy restringidos y discontinuos (lenguas marginales). Aquí podemos constatar un primer caso de "diglosia sin bilingüismo" o diglosia con bajo grado de bilingüismo, cuando se contem­ pla a las colonias de extranjeros establecidas en las ciudades; allí los extranjeros hablan su propia lengua nacional (inglés, hebreo, francés, alemán, chino, japonés, etc.) al comuni­ carse dentro de su grupo, mientras que el resto del pueblo peruano sólo habla castellano del Perú, castellano y quechua, castellano, quechua y aimara o castellano y una lengua selvática.

      1. Se produce un segundo caso de "diglosia sin bilingüismo" cuando en el campo-entre los grupos étnicos de la selva o en las comunidades andinas- los diglósicos (los extranje­ ros) no se identifican plenamente con las clases populares: investigadores, comerciantes, misioneros, etc., mantienen -por su calidad de extranjeros y su actividad profesional­ una clara distancia frente al pueblo al que intentan convertir, estudiar o negociar con él. Si bien en estos casos la intercomunicación no suele requerir de traductores o intérpretes, el acento extranjero de ese tipo de diglósicos, los mantiene como un estrato sociolingüístico

        diferenciado.

      2. Puede incluirse, por último, dentro de la categoría "diglosia sin bilingüismo", pero de distinta manera, los casos productos de las llamadas motivaciones instrumentales y desintegrativas. El individuo se disocia o intenta disociarse lingüísticamente de su grupo o comunidad -de su estatuto adscrito-- por factores de orden económico o en respuesta a


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h•· Incentivos de "superación" personal promocionados de consumo por la educación ofi­

. 111I nacional (que exige el aprendizaje obligatorio del inglés) y las escuelas de lengua ex­ l111njcras. Se aprende corrientemente en nuestro país una lengua extranjera arguyendo ra- oncs de "utilidad", por ejemplo, para obtener determinada colocación dentro o fuera de1

¡1llls (secretarias, estudiantes que desean viajar a otros países, masas de emigrantes que

, ,.11lcnten forzados a buscar otros horizontes, etc.); el diglósico de este género no manifies­ ta, por lo común, ser un bilingüe en la vida cotidiana dentro de su grupo o de la formación Hnclal a la que pertenece. Si el ciudadano peruano busca salir del país, se orienta a apren­ der una lengua extranjera y a obtener conocimientos sobre la comunidad que habla la len- 14ua escogida, pues desea convertirse en un miembro de esa comunidad y desligarse de la

•uya.


5, Hasta este punto llega la enumeración de algunas hipótesis sobre las situaciones so­ clolingüísticas más o menos concretas de los bilingüismos y las diglosias t;1acionales. El mplio examen de la cristalización dialectal, de la diferencia entre nuestro estado de he­ tcroglosia frente a otros estados similares (por ejemplo, los bilingüismos y diglosias cana­ dienses, catalanas, etc.), queda fuera por ahora de nuestro interés inmediato. Pero antes de clausurar este apartado, es prudente hacer mención siquiera de dos problemas muy re­ lacionados sobre todo con la diglosia nacional: los sociolectos y la dicotomía entre lengua hablada y escrita.


    1. Al tratar estos aspectos es conveniente saber que, desde el punto de vista lingüístico, no parece haber una distinción interna clara entre lengua y dialecto; es muy difícil distin­ guir entre ellos sin caer en la arbitrark-dad.30 Se trata simplemente de una continuidad de grados de diferencia entre las hablas de las diversas poblaciones del país cuya distri­

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      bución, en última instancia, obedece a criterios más socio-políticos que lingüísticos stricto sensu. En efecto, preguntémonos si lo que es dialecto a nivel nacional no lo es a nivel de las comunidades ¿cuál es, en el fondo, la diferencia entre un dialecto y una lengua? Se preten­ de que el dialecto accede a la categoría de idioma desde el momento en que satisface to­

      das las necesidades de una población. Ninguna de las lenguas habladas en el territorio peruano tiene, desde esa, perspectiva, el estatuto de idioma: un dialecto se convierte en lengua sólo por la voluntad de aquellos que la emplean y de ninguina manera por decisio­ nes º'oficiales". De ahí que una lengua oficial no sea más que un dialecto hablado por cierta parte de la población, pero que a diferencia de los otros dialectos también habla­ dos allí, éste posee su propio ejército, su policía, muchos tribunales y hasta una marina y dos líneas aéreas internacionales. Sólo la imposición legal coactiva convierte a ese dia- lecto en el idioma nacional. 1 '

      La lengua castellana como idioma nacional peruano, se normaliza (en el sentido de normativiza) gracias a la fuerz¡3 legal y política que la ampara, con fines de control so­ cial y escolarización: es la norma universal peruana de referencia cultural y por lo tanto de identidad. Las otras lenguas peruanas son reducidas, se ha dicho, a ser lenguas "ba­ jas", "menores" , lenguas de hogar, lenguas donde circula la in-cultura nacional; dialectos de familia que no se escriben jamás y que por lo tanto sólo tienen un papel transitorio en la vida de una región. 1

    2. Tal es, en gruesas líneas, la situación <;ie la hcteroglosia nacional. La lengua caste­ llana ha terminado por absorber un número creciente de funciones sociales, tales como len-

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      . gua de trabájo, lengua de la escuela, lengua de la administración central y de la burocra­ cia provincial; es el sociolecto imperante y desvalorizador de las lenguas menores que se intenta clasificar como minusválidas. Ahora bien, esta función sociolectal general, se di­ vide en otras dos funciones subordinadas por lo menos, cada una con su conjunto de funcio­ nes, un sociolecto popular y un sociolecto escolar.


      1. Se emplea el sociolecto popular en la familia, entre los amigos, para las necesida­ des cotidianas del medio y, a veces, en ciertos periódicos, revistas humorísticas y en la li­ teratura popular. Es un sociolecto que posee naturalidad y espontaneidad.


      2. El sociolccto escolar, en cambio, es empleado en los sermones políticos y religiosos, los cursos, los artículos editoriales de casi todos los diarios, los discursos públicos y la vi­ da oficial; está asociado a las buenas maneras, al refinamiento burgués de las costumbres y a la erudición. Entre el pueblo no universitario, este sociolecto es sentido como artifi­ cial y afectado, un vehículo de cultura extra1'o, incapaz de expresar, la verdadera natura­ leza del pueblo y su identidad étnica.


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    3. Por lo demás y en términos englobadores, diremos que los hablantes diglósicos pe­ ruános son, desde la circunstancia descrita, plurisociolectales, ya que en su vida cotidiana se ven en la necesidad de cambiar sea de una lengua a otra, sea de un sociolecto a otro den­ tro de la misma lengua, según la situación en que se encuentren. Así, por oposición a la dis­ continuidad dialectal descrita en los estudios sobre el bilingüísmo peruano, en el Perú se observa una imbricación dialectal en el interior de una continuidad que va desde la norma hasta el argot y las jergas; y allí algunas formas dialectales tienen la tendencia a predo­ minar sobre las otras. Es precisamente ahí donde la escuela, los medios de comunicación de masas y los escritores pueden tener una influencia ciertamente enorme en la decisión de cuáles de estas formas dialectales terminará por dominar.


      1. La continuidad dentro de la que opera la imbricación señalada, es observable en el (o los) dialecto(s) popular(es) que se aprcnde(n) como lengua materna y, más tarde, en la ahormación sufrida con la lengua escolar; sin embargo, existen diferencias considerables entre un locutor y otro que no pertenecen a un mismo género de núcleos familiares o socia­ les. Pero no podemos ir más allá. Es sorprendente la carencia de análisis sobre la situa­ ción lingüística de las comunidades sociales peruanas, situación que ha sido muy poco es­ tudiada en términos de funciones de lenguas y de variedades de lenguas.


        1. A título de simple observación, nos percatamos al visitar un pueblo tras otro en cualquier parte del territorio nacional, que en cada uno se habla de manera diferente respecto a otro pueblo cercano, pero no tenemos la idea precisa de dónde hemos atravesa­ do una frontera lingüística. Nos daremos cuenta también -si vivimos en una población cualquiera- que todos los habitantes del lugar no hablan su lengua de la misma manera; se notará una diferencia lingüística entre los pudientes y los pobres; se podrá constatar que de un pueblo a otro, los primeros poseen más rasgos lingüísticos en común que los últi­ mos, menos cohesionados lingüísticamente. La razón es, por cierto, sociolingüística, pues

          los adinerados pueden desplazarse más fácilmente, no están afincados por las difíciles restricciones geográficas del Perú. Por eso hay menos diversidad lingüística entre las personas adineradas que entre las personas no pudientes.


        2. De modo semejante, si en la visita a un "pueblo joven" alternamos con los miembros de una familia, caeremos en cuenta que todos ellos no hablan de la misma manera. Esto no sorprende ya que cada individuo posee su propio idiolecto, su propio répertorio de pa-


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          labras, de expresiones, de alusiones, etc., que emplea cotidianamente. Diferencias en­ tre unos y otros en la modulación de los fonemas, en el vocabulario (número, variedad y connotaciones afectivas de las palabras) y hasta en la sintaxis. En cada medio lingüísti­ co ciertas palabras se hacen cada vez más raras mientras que otras se hacen más frecuen­ tes. Hay un flujo continuo de palabras que nacen y un reflujo de otras palabras que caen en desuso; el interlecto jamás es estático, pues se adapta continuamente a la evolución incesante de la vida y a los cambios que sufren las actividades y conductas de la pobla­ ción. Hay que adaptarse a tales cambios con el fin de comprender a aquellos que se expre­ san de manera nueva.


        3. Sin embargo, en el interior de una comunidad, de un barrio, por ejemplo, las diferen­ cias entre las hablas individuales no entorpecen la comunicación esencial en la vida coti­ diana, aunque los matices emotivos no sean siempre apreciados lo deseable. Ello se debe a que entre los numerosos elementos que constituyen los idiolectos, hay los suficientes que son comunes para permitir la comprensión mutua. Se notará de paso que hay una adap­ tación continua entre los idiolectos de las personas que tienen contacto más seguido (por ejemplo, los idiolectos de los estudiantes de las universidades nacionales, de orígenes muy diversos, se adaptan rápidamente a una forma idiolectal más o menos stándar). De esta manera, los elementos máscomunes son también los elementos más frecuentes, consta­ tación que muestra la "economía" de la lengua y la hace evidente.


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        4. El castellano peruano tradicional se ve, entonces, diluido en ese río de "impµre­ zas", esta mezcla de palabras arrastrada por los préstamos, las importaciones, las mo­ das, las replanas, las jergas, los turismos lingüísticos. A lo cual se añade esa especie de relajo alelado en la descuidada dicción individual de cierta juventud pequeño-burguesa limeña, todo lo cual conduce al estrago indetenible de ese castellano, estrago que plasma la necesidad material del pueblo peruano de entenderse colectivamente contra la ideolo­ gía ejercida por el dominio estatal y legal. Es la herramienta lingüística necesaria para la auténtica expresión de los peruanos: el interlecto en formación.


    4. Partiendo de esa situación brevemente dese.rita donde el castellano se ve en contac­ to, a la vez, con otras lenguas y con variedades locales del propio castellano peruano, el comportamiento lingüístico de la población puede sistematizarse en líneas generales de diversa manera. Debemos conocer, en principio, algunas distinciones de base. ¿Cuáles son las dicotomías diglósicas fundamentales? Hay que comenzar, reiteramos, por distin­ guir entre la lengua hablada y lengua escrita; no es la misma lengua la que cumple esas dos funciones en un medio dado del territorio peruano y en cada caso habrá que distinguir entre la existencia de un castellano normalizado, un castellano peruano tradicional en es­ tado de dilución y un sociolecto popular urbano. Al respecto, debe tenerse en cuenta que hasta la segunda guerra mundial el castellano peruano tradicional se circunscribió a las ciudades costeras y a algunas serranas de mayor población, relativamente estables y con­ servadoras, con sus élites socio-económicas ligadas a la universidad y dedicadas funda­ mentalmente a la imitación europea.


      1. Después de la segunda guerra mundial se desencadenó -y cada vez con un acelera­ miento más pronu,nciado- la movilización Social, industrialización y la urbanización ma­ siva de las ciudades, lo cual ha desarraigado y desterritorializado a la mayor parte de la población del país, cambiando su sistema de valores e incluso los del castellano perua­ no tradicional. Pero lo que más ha contribuido en los últimos años a acelerar el proceso de cambio ha sido, ciertamente, el impacto de la comunicación de masas; en efecto, una cosa es intervenir directamente en las prácticas lingüísticas del país (por ejemplo, haciendo


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        obligatorio el empleo del castellano) y otra es que algunos "factores materiales" (por ejemplo, los medios de comunicación) participen en los intercambios lingüísticos, aunque ese no sea su objetivo declarado. Su intervención perturba aún más la vida de los dialec­ tos castellanos del Perú, pues, si por un lado tienden a la uniformización, por otro la desar­ man.


      2. En todo caso, cualyuiera que sean las funciones de esta lengua hablada, no son las mismas funciones de la lengua escrita pues, por ejemplo, siendo el quechua ante todo una lengua oral, muchos temas de comunicación en castellano --cuyo trato pasa principalmen­ te por la escritura- quedan excluidos, reduciéndose así cada vez más el conjunto del léxi­ co quechua. Se puede imaginar, por cierto, siluaciones en que las diferentes funciones no sean tan hondas y hasta el hecho de que una variedad de una sola lengua se pueda ha­ blar y escribir. Tal es el caso del castellano en la península espaflola, que presenta relati­ vamente pocas diferencias entre ambas, particularmente en la élite intelectual espaf\ola desde hace algunos siglos.31 En el caso del Perú no distinguimos solamente entre lengua hablada y lengua escrita, sino que también hacemos distingos en esta última: se utiliza una lengua especial para los escritos de carácter oficial (el papeleo burocrático), otra en los estrados judiciales, otra para la escritura científico-social (los diversos metalengua­ jes), una más para el periodismo (y allí otras variedades: no es la misma va1iedad de es­ critura la rcplana de Ojo o Ultima Hora donde, hace unos af\os, encontramos un titular que decía "Mecas picchan coca en cana" y esta otra de El Comercio que tituló la misma noticia "Introducen coca en penal de mujeres"), otra para la estereotipada correspondencia perso­ nal masiva (los libros con modelos de cartas para toda ocasión, las tarjetas de felicita­ ción, de aniversario, partes matrimoniales... ), etc.


    5. Pues bien, una cosa es la dcscripción"en frfo" de estas distinciones de habla y escri­ tura y muy otra la autoconciencia, el "sentimiento" de los diglósicos respecto del empico que ellos mismos hacen de las lenguas o dialectos que manejan. Es inocultable, en este mismo orden de cosas, el fenómeno de adhesión, la lealtad lingüística o actitud de los di­ glósicos que insisten en el uso y en el mayor prestigio.32 sea de la lengua oficial, sea la _len­ gua ancestral.


      1. La lealtad dirigida hacia la lengua oficial, suele argumentarse fundamentalmente con los siguientes postulados:


        1. el castellano es una lengua (un dialecto normalizado) de difusión internacional y por lo tanto pertenece a la comunidad mundial; los peruanos accedemos a la "universalidad" cultural de Occidente (el eurocentrismo) gracias al uso de esa lengua;


        2. el castellano es un factor esencial de adunamiento de nuestra sociedad, dividida geo­ gráfica, social, económica y culturalmente; se opone así a las fuerzas de disgregación so­ cial, comenzando por la disociación multilingüe;

          1

        3. el castellano posee una escritura perfectamente codificada, hecho que le permite cum­ plir a plenitud su papel de lengua de relación, de conocimiento y de progreso; el campo no­ cional de las lenguas ancestrales carentes de escritura o con una práctica sumamente limi­ tada de ésta es, a priori, muy estrecho para expresar las necesidades del hombre moder­ no;

        4. el castellano tiene un potencial expresivo muy superior al de las ienguas ancestrales, como lo demuestra la literatura nacional escrita en esa lengua; sólo es posible producir su-


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        blitcratura o literaturas menores en las lenguas ancestrales (literatura oral, etnolitera­ tura).


        A esta serie de postulados se agregan, entre otros, estereotipos como los siguientes: el castellano tiene propiedades lógicas y filosóficas que, incluso, otras lenguas occidenta­ les no poseen; es la "hermosa lengua de Cervantes"¡ es la más adecuada para transmitir la emotividad sentimental, etc.


      2. Todo ello es contrapuesto a los argumentos de prestigio enarbolados por los leales a las lenguas ancestrales:


  1. las lenguas ancestrales están más compenetradas con la experiencia vital del pueblo, con sus pasiones y sus esperanzas; el castellano es, dicen, una lengua que desna'turaliza la vivencia del pueblo;


  2. las lenguas ancestrales expresan cori fidelidad las reivindicaciones populares; por eso, entre otras razones, las publicaciones periódicas en castellano -diarios y revistas-­ que pretenden asumir la representación d l pueblo, se titulan con vocablos en quechua, Kausachun, Marka, etc.


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  3. las lenguas ancestrales, lenguas de origen en la sociedad peruana, contienen los auténti­ cos valores depositados por las distintas naciones que la conforman; la identidad del Pe­ rú se revela así, con la mayor fidelidad posible, en estas lenguas depositarias de las tra­ diciones folklóricas peruanas;


  4. las lenguas ancestrales, poseedoras de un aliento mítirn que ha perdido el casteHano, son capaces de renovar la ya muy decaída y reiterad'a temática de la literatura en esa lengua (como también en las otras lenguas occidentales); la inclinación de los escritores na­ cionales en lengua castellana que aprovechan las tradil.:1ones aborígenes, ·pone al descu­ bierto la necesidad de revitalizar la escritura castellana, introduciendo en ella los conte­ nidos temáticos, argumentales, etc:., que se difunden en los discursos en lenguas ancestra­ les.


Naturalmente, a ello se suman los respectivos estereotipos: las lenguas ancestrales trasuntan la auténtica visión de nuestra realidad; son las lenguas autóctonas y en llas se revela la continuidad histórica del país; la dulzura de su expresión, demuestra la conmovedora personalidad del pueblo que las habla, etc. Las razones y sinrazones de ca- da lealtad, llevan a los hablantes diglósicos a autosugestionarse en uno u otro de los sen- , tidos indicados, "efecto de prestigio" que interfiere, sin dudas, los censos y encuestas sobre los datos idiomáticos;33 muy difícilmente se acepta por unos y otros el ejercicio de

la hibridación real (la "motosidad") propia de las diglosias peruanas.


6. Hacia una hipótesis sobre la identidad lingüística y cultural peruana.


Los criterios discriminadores que se acaba de exponer a grandes rasgos, pueden ser resumidos y organizados en forma de diagrama hipotético que permita, llegado el mo­ mento, verificar, ampliar o falsar los diferentes aspectos del problema del bilingüismo (y el multiligüismo), la diglosia (y la heteroglosia), la bicultura (y pluricultura) que de­ finen la identidad plurinacional peruana. El diagrama general es el siguiente:


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SITUACION LINGUISTICA Y CULTURAL PERUANA


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O PROYECTIVA PROYECTIVA

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          l      


· Precedente Actual


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1

Monoglosias vigentes:


a} Lenguas ancestrales sin con tacto.

b} Lenguas no ances­ trales sin contacto.

- lenguas ancestra­

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- lenguas ancestra­ les asimiladas du­ rante elincanato.

   les extin das.         



En contacto e interferencia

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Bilingüismo diglósico:


a) Bilingüismo sustitutorio: Rol lingüístico formal: va­ riedades del castellano pe­ ruano.

Rol lingüístico no formal: variedades de las lenguas ancestrales peruanas.

Política asimilacionista: dialectalización de las lenguas ancestrales y o­ rientación hacia el unilin­ güismo castell..u ,o.

b} Bilingüismo diglósico de primera potencia: inte­ lección.

c} Bilingüismo diglósico de segunda potencia:intelec­ ción y expresión; diglósi­ ca de segunda potencia; intelección y expresión; diglosia pasiva y bilin­ güismo compuesto.

  1. Bilingüismo estilístico.

  2. Cambio parcial.

1


En contacto sin interferencia


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Pluriglosía:


- Empico de varios regis- Iros de una misma lengua peruana.

Pluri lingü ismo:


a} Bilingüismo coordina- do:

Bilingüismo sin diglosia:


  1. Bilingüismo de tercera po- tencia: pensamiento, inte- lección y expresión.

  2. Bilingüismo socio-econó- mico.

1 1


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Diglosia sin bilingüismo:


1


DIGITALIZADO EN EL CENDOC - CAAAP

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NOTAS



1 César Vallejo, B.N./ E2297, inf. 459; (1973, pág. 98).

  1. La interrogación de Vallejo sobre la identidad corno "reconocimiento" (=facultad de comprender y penetrar las cosas) e "incomprensión"(= falta de comprensión) no interesa a otros cuestiona­ rnienlos, por ejemplo a la problemática planteada en la obra de conjunto Perú: identidad nacio­ nal (cf. Varios, 1979, pág. 11) donde las preguntas son más bien de orden relrosp<.-ctivo: "¿Qué fui. rnos?, ¿qué somos o, mejor, que estamos siendo?, ¿qué podernos ser, o acaso, qué desearnos ser?", pe­ ro sí toca la problemática levantada por C. Lévi-Strauss y otros (1977), Sarnbarino (1980).

  2. En esta fecha apareció la obra colectiva El reto del multilingilismo en el Perú (Escobar y otros, 1'112) donde se delinearon los principales derroteros que han guiado hasta hoy el conocimiento sobre el estado de las lenguas que caracteriza a la sociedad peruana.

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  3. Estos mismos criterios informan el Atlas etnolingilfsticos del Perú de reciertle publicación (Ravi­ nes-Avalos de Matos, 1988; d. Págs. 11 y 12).

  4. Se denomina aquí lengua ancestral a la lengua diferente; pero no se com,idcra ancestral la' lengua de una minoría cuando es la lengua oficial de otro país. En ese entendido, todas las lenguas an­ cestrales del Perú son minoritarias, aunque la "minoridad" del quechua y el airnara no sea abso­ luta sino relativa al haber sido consideradas por la Constitución del Estado (1979) corno "len­ guasdeuso".

6 d. Ballón, (1985).

7 Debe tenerse en cuenta, con F. Vallverdú (1972, pág. 11), que ''hegemonía cultural no implica ho­ mogeneidad de las fuerzas sociales en cuyo nombre se realiza tal hegemonía". En descargo de es­ ta situación más o menos general imperante en los últimos años (J.L.V.), debe destacarse el es­ fuerzo por resolver los problemas del alfabelisrno funcional emprendidos en el marco del Area de Lingüística Andina y Educación de la Escuela de Postgrado de la Universidad Nacional del Altiplano y en la investigación amazónica general por el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica.

8 d. L.E. López (1985).

  1. Esta deficiencia puede llegar al extremo en que "el contacto con la nueva cultura ha degradado sus formas culturales antiguas sin permitirles integrarse en las nuevas. Y el medio social en el que transcurren sus vidas puede calificarse de desarraigado y degradado" (Siguan-Mackey, 1986, pág. 54).

  2. No interviene aquí la definición muy extensa de Fishman (1%7) según la cual habría diglosia en todas las comunidades lingüísticas donde se considere que los diferentes registros -o varieda­ des ligadas a funciones definidas- constituyen variedades o lenguas distintas. Este seria el ca­ so de todos los grupos sociales donde existe por lo menos una dicotomía entre lengua escrita y len­ gua oral familiar. Tampoco interviene para nuestros propósitos el hecho de que, en su origen, la noción de bilingüismo ha sido elaborada por los psicólogos y el concepto de diglosia ha sido empleado por los sociólogos.

  3. La interferencia lingüística designa, según A. Martinet (1969, pág. 308) "el proceso que culmina con la presencia en un sistema lingüístico dado, de unidades y a menudo de modos de composi­ ción pertenecientes a otro sistema". Esta es justamente la situación de la diglosia peruana don­ de los hablantes no advierten las interferencias, en forma plena y continuada, al mezclar los dos o más sistemas (por ejemplo, en los hablantes diglósicos del Departamento de Puno) al enun­ ciar sus discursos cotidianos.

  4. El término het.eroglosia reemplaza aquí al término multiglosia que he venido empleando hasta ahora (d. Ballón, 1983, 1985, 1986a, 1986b, 1986c, 1987).


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  5. cf.Gardy-Lafont (1981, pág. 86). 14 l'rudent, (1981, pág. 26).

  1. Según el testimonio de J. Fishman (1972, pág. 136), "Gumperz fue quien demostró que la diglosia no sólo existe en las sociedades multilingües que reconocen varias lenguas, o en las sociedades en que se utilizan variedades clásicas y vernaculares genéticamente diferentes, sino también en todas las sociedades que emplean dialectos diferentes, registros diferentes o variedades fun- cionalmente diferentes de lenguas de cualquier tipo que sea". ,

  2. Se trata en el Perú -según este punto de vista- de un simple bilingüismo ambiental donde las

    lenguas minoritarias conviven con la lengua del Estado. Esta actitud ya fue explicada en 1959 por Ch. Ferguson (1974, pág. 264) cuando escribió que "los lingüistas descriptivos, en su com­ prensible celo por describir la estructura interna de la lengua que están estudiando, frecuente­ mente dejan de damos los datos más elementales acerca de la situación socio-cultural en que la lüngua funciona. Igualmente, los descriptivistas prefieren descripciones detalladas de dialec­ tos 'puros' o de lenguas estándares, en lugar del estudio cuidadoso de las lenguas mixtas, for­ mas intermedias frecuentemente en uso más amplio. El estudio de temas tales como la diglosi,a es de claro valor en el proceso de comprensión del cambio lingüístico y presenta interesantes con­ frontaciones algunas de las superposiciones de la lingüística sincrónica. Fuera del campo formal de la lingüística, promete material de gran interés a los estudiosos de la sociedad en general especialmente si puede obtenerse un marco general de referencia por el análisis del uso que se hace de una o más variedadesde lenguaje dentro de una comunidad lingüística".

  3. cf. Escoha (1976), Torero (1964), Cerrón-Palomino (1985, 1987), Büttner (1983), Uriarte (1976),

Corbera (1983). El ,reciente Atlas Etnolingüístico del Perú (Ravincs-Avalos de Matos, 1988, pág. 12) se ofrece como "un primer intento de reunir sistemática, analítica y críticamente la in­ formac10n , xistente. Debe entenderse como una primera aproximación al tema y, como tal, siem­ pre es.tará sujeto a revisión y ampliación". Dicha revisión deberá comprender, sin dudas, una rectificación de datos y mapas a la luz de la investigación actual y de una depuración biblio­ gráfica exhaustiva.

18 d. Escobar (1982), Rojas (1982), Bailón (1983).

  1. Si se ac-epta que el in.terlccto -más allá de su empleo psicolingüístico original- es sólo un nivel de lengua de ese tipo, ello supondría que la situación de diglosia en el nivel interlectal no esta­ ría todavía caracterizada: la diglosia interlectal implica un mínimo de normas y homoge­ neidad. En todo caso, A. Escobar concibe el "interlecto" primero como "interferencia o fusión de una lengua prehispánica' y una variedad de castellano o español" (1976, pág. 89) que correspon­ dería, en parte, a nuestra concepción de diglosia; luego como "interlengua que responde a un principio complejo (y, por tanto, mucho más que fruto del contraste) y que, por su propagación, que corre al compás de la intensidad migratoria de los últimos decenios,' se convierte en un dia­ lecto social difundido en todas las regiones del país. Que viene a ser algo así como la primera y más amplia capa horizontal de la dialectología del castellano del Perú, y corresponde a su segmento humano ubicado en los estratos económicos más deprimidos por la estructura social" (1978, pág. 32), y finalmente como "variedades. de bilingües sucesivos y subordinados" (1983, pág. 326), aspecto que toca ahora el amplio criterio definitorio de los problemas de heteroglo­ sia en el .Perú, A.M. Escobar (1987, págs. 19-20) agrega que los usuarios del interlccto "tienen co­ mo lengua materna una de las dos lel;_lguas vernáculas de mayor difusión en el país, el quechua o el aimara. Podemos encontrar este tipo de bilingües en ciertos contextos sociales como son las cla­ ses populares, las poblaciones urbano-marginales, los alfabetos funcionales, etc. Provienen de las zonas rurales del país y aprendieron el castellano después de la edad escolar". Si se tiene en cuenta estos criterios para fines descriptivos, el intürlecto vcndrfa a ser la lengua definidora de la situación heteroglósica del país.

  2. d. López y otros (1984, pág.31)

  3. Según lo acordado en el Congreso de Cultura Catalana de 1978 (pág. 13), "hay conflicto lingüís­ tico cuando se presentan dos lenguas claramente diferenciadas, una como políticamente domi­ nante (empleo oficial, empleo público) y la otra como políticamente dominada. Las formas de dominación van desde aquellas que son claramente represivas hasta aquellas que son toleran­ tes en el plano político y cuya fuerza represiva es esencialmente ideológica. Un conflicto lin­ güístico puede ser latente o agudo, según las condiciones sociales, culturales y políticas de la so­ ciedad en la cual se presenta. Así, en una sociedad pre-industrial, con una situación estabiliza­ da de diglosia, el conflicto lingüístico es habitualmente latente. Pero en una sociedad indus-


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    trializada, en la cual la ideología digl6sica se ve ante todo alimentada por las clases y los sec­ tores sociales que impiden allf el desarrollo socio-económico y cultural, el conflicto se muestra por lo general en su forma aguda". G. Kremnitz (1981, pág. 66) precisa, por su parte, las propie­ dades operatorias de este concepto en los siguientes términos: "el concepto de conflicto lingüísti­ co sería aplicable cada vez que dos grupos lingüísticamente diferenciados cohabitan en una misma organización estatal, desde que uno de los dos tiene una ventaja sobre el otro, en derecho o de hecho. De esto se deduce que muy pocos Estados actualmente escapan a esta situación (tal vez ninguno), aunque sea en una partede su territorio, con mayor razón cuando situaciones es-­ tables jurídicamente pueden convertirse en socialmente inestables a causa de cambios aparen­ temente menores", Por último, en este orden de cosas debe tenerse muy presente la denuncia de Ll. Aracil sobre la abstracción de la ideología bilingilista que excluye la visión diglósica del conflicto: "En un país -sostiene- donde dos lenguas tropiezan a cada momento y una desaloja a

    la otra, la mitificación del bilingüismo como valor supremo tiende inequívocamente a neutrali­ zar -idealmente, cuando menos- las inevitables tensiones del conflicto" (cit. Vallverdú, 1972,pág.19). ,

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  4. Al hablar de la forma" nación" en sentido englobador y totalizante, comprendemos los cua­ tro elementos indisociables de su definición administrativa: mercado nacional de las fuerzas de trabajo (no un simple sistema de relaciones comerciales), territorio nacional, Estado nacio­ nal y lengua nacional. De tal manera que la ideología de la nación está constituida, en el cuarto elemento, por el conjunto de las formaciones discursivas antagónicas que esta formación social (de forma nacional) mantiene en su heteroglosia. Por tanto, el término "nación" aquí emplea-­ do no tiene nada que ver con la supresión idealista del antagonismo de clases en el país, sino to-­ do lo contrario, con la reafirmación de su evidencia; y en cuanto a la perspectiva histórica que reconoce la unificación administrativa instrurnentadora "políticamente, (de) un fondo común de patrones de comportamiento colectivo", no contradice el hecho de que "en nigún caso, sin em­ bargo, queda supuesta -y demostrada la existencia de una nación peruana donde estarían inclui­ dos, desde los pueblos neolíticos hasta las sociedades alienadas de los siglos XVI al XX. Por otro lado, hay suficiente evidencia acerca del desarrollo de procesos autónomos y de fenóme­ nos de discontinuidad y ruptura" (Macera, 1978, pág. 7).

23 Prudent (1981, pág. 25).

  1. ¿No será este castellano limeño "stándar" una categoría abstracta e ideal?, cf. Escobar (1978), especialmente el cap. 5.

  2. Al acuñar el término, Ch. Ferguson (1974, pág. 248) no comprende dentro del estudio de la di-­ glosia a la situación "de dos lenguas diferentes -relacionadas o n que se usan paralelamen­ te en la misma comunidad lingüística, cada una con funciones claramente definidas", sino úni­ camente las variedades "alta" (A) y "baja" (B) de una misma lengua; sin embargo, él mismo ad­ mite (sin nombrarlo) este fenómeno que hemos denominado pluriglosia: "Hablando en general

    -scribe Ferguson-, A y B comparten el grueso del vocabulario, por supuesto con variaciones en la forma y con diferencias en cuanto al uso y el significado. Sin embargo, no es ninguna sorpresa el que A deba incluir en su diccionario general términos técnicos y expresiones cultas que no tie­ nen los mismos equivalentes B, porque rara vez o nunca se habla de ellos en B puro" (lbid., pág. 257).

  3. Como lo hemos mostrado en otro texto (Bailón, 1986a, pág. 78), el constitucionalista y legislador

    L. A. Sánchez (1983, pág. 25) justifica el aberrante criterio constitucional: "la plausible tenden­ cia -sostiene- de la nueva Carta que preconiza el uso del quechua y el aimara como elementos coadyugantes para lograr lo que, sin duda, constituye un propósito creativo: encestar (sic) a nues­ tra masa indígena en un idioma hablado ya por 300 millones de individuos y no dejarlos en la soledad social de otro que no llega a diez millones. El idioma se ha hecho para comunicarse y no para incomunicarse". ,

  4. Esta situación encaja exactamente en el manifiesto escandinavo de 1962 (Vallverdú, 1984) sobre el drama de nuestra sociedad heteroglósica sometida a políticas lingüísticas y educativas ofi­ ciales de sustitución: "puesto que la lengua y pensamiento están indisolublemente ligados y puesto que existe un lazo tan poderoso entre pensamiento y cultura, el exterminio de una lengua significa también el exterminio de la cultura de la que la lengua es expresión. Cada vez que de­ saparece una cultura, el mundo se empobrece ... El exterminio de una lengua, de una cultura y de un pueblo son una sola y misma cosa; en las condiciones políticas actuales, únicamente parece realizable la defensa de las lenguas y, en cierta medida, de las culturas; es necesario que se to--


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    men medias inmediatas para poner en movimiento esta labor de defensa"; cf. Bailón (1986b.)

  5. Un medio para detener el fraccionamiento dialectal, es la escritura de las lenguas ancestrales,

    d. Cerrón-Palomino (1986, págs. 6S-69).

  6. A. Escobar (1986b, págs. 261-262) ha consignado un manuscrito que reproduce fielmente este ti­ po especial de mudanza o cambio parcial.

  7. Según M. Siguán y W. F. Mackey (1986, pág. 13), ''lo que encontramos en la realidad es un conti­ nuo lingüístico que varía continuamente en el espado y en el tiempo, y ante dos formas lingüíticas utilizadas en dos lenguas distintas es difícil, y en el límite imposible, decidir si se trata de una misma lengua o de lenguas distintas".

31 d. Lapesa (1983).

  1. La noción de "prestigio" es, en el caso peruano, un criterio importante en los datos sociolingüís­ ticos de la situación, aunque aquí no se llegue a los extremos de la propaganda gubernamental en, por ejemplo, Montreal donde se pregunta a la población dlgl6sica: "Hablar bien ¿es respetar­ sea sí mismo?, d. O.antefort (1970, pág.11).

  2. Por eso, Siguán-Mackey (1986, pág. 85) al referirse al caso peruano, dicen que "mientras la socie­ dad indígena continúe en situación de marginación y subdesarrollo, es difícil que su lengua sea vista como útil o como prestigiosa".


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